CAPÍTULO VI

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LA REALEZA DE PARÍS

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LA REALEZA DE PARÍS

Más temprano que tarde logré ver la luz al final del túnel, pues las alarmas en todo el reino sonaron; nos estaban invadiendo. Feliz aproveché la oportunidad para correr por los pasillos del castillo y de esa manera escapar para nunca volver. Tome el vestido que llevaba puesto entre mis manos para no tropezar mientras corría era color blanco con decoraciones celestes.

Estaba en el patio trasero a punto de subirme a un carruaje que obviamente no sabía conducir pero que lo intentaría con tal de salir de ese martirio diario.

—¡Jimin, espera! —Era Jungkook.

Iba acompañado de seis soldados, él como todo un cobarde subió al carruaje dejándolos atrás para que siguieran peleando por su imperio.

—¡Vámonos de aquí, conduce!

Tomé entre mis manos la correa para indicarle al caballo que comenzara a trotar mientras que con el rabillo del ojo veía a Jungkook alterado porque los soldados enviados por el rey de Paris estaban saliendo al patio para atraparlo.

—¡¿Qué esperas?! ¡Conduce! —gritó desesperado.

Me quedé estático, ¿por qué tuvo que alcanzarme? ¿Cómo se atrevió a pedirme tal favor después de todo el daño que me hizo? Pensando en las posibilidades, en sus maltratos, violaciones, pero sobretodo en el asesinato de mis padres alcé la barbilla para después decir:

—No. —Solté las correas del caballo— Prefiero morir en lugar de escaparme contigo.

Jungkook amplió los ojos consternado, yo bajé del carruaje corriendo hacia los soldados que ya le habían ganado la batalla a los romanos que evitaban que llegaran a nosotros. Me dejé caer en el suelo arrodillado con el rostro tocando la tierra, un par de soldados me tomaron de los brazos mientras que otros diez rodeaban el carruaje en el que se encontraba Jungkook. Iba a morir, de eso no tenía dudas.

—¡Benditos mis ojos que vieron la traición de tu esposa Jeon! —gritó desde la puerta un hombre, pero no me atreví a alzar la vista.

Los soldados sacaron a Jungkook del carruaje llevándolo al patio, justo al lado mío.

—¡Jimin! ¡¿Qué haz hecho?! —Jungkook me reclamó, yo seguía sin levantar mi cara del piso.

Sentí unos pasos firmes acercarse hasta donde yo estaba, después una mano tocó mi hombro provocando que me sobre exaltara.

—Primero tomaré tu reino y para celebrar haré a tu esposa mía.

<<Mierda>>, pensé. ¿A caso mi infierno no va a terminar nunca?

—¡No te atrevas, Kim Namjoon! —gritó Jungkook furioso.

—Ya perdiste, no debiste enfrentarme, tu arrogancia derrumbó el gran imperio romano. —Me dio un par de golpecitos en los hombros— Bella dama, ponte de pie. Quiero ver tu rostro.

Sin pensarlo más me puse de pie mirando al rey de parís a los ojos. Vestía una túnica negra con joyas y diamantes ostentosos, también una corona de oro a juego, tenía anillos en cada dedo de las dos manos y una sonrisa invadida de victoria.

—Jeon Jungkook ha convertido mi vida en un infierno desde que lo conozco, asesinó a mi familia, robó mi moral y todo lo que algún día fui —dije con lágrimas en los ojos— Si me permite me gustaría ser yo quien lo ejecute.

Jungkook amplió los ojos sorprendido ante mis palabras, sintiendo que su estómago se hundía. Namjoon se carcajeo al mismo tiempo que aplaudía emocionado ante la situación.

—Hermosa dama, por supuesto que te permitiré ese placer. ¡Mañana en la mañana ejecutarás ante el pueblo romano y mis soldados franceses al emperador Jeon Jungkook!

>>Mientras tanto sígueme. —Extendió su mano para tomar la mía, sin dudarlo la tomé— Una mujer como tú no debería estar rodeada de soldados lujuriosos.

—¡Jiminah! —gritó Jungkook a mis espaldas cuando camine al interior del castillo tomando la mano del rey Namjoon— ¡Te vas a arrepentir de tu elección!

Pero puso oídos sordos a Jungkook. No quería que su satisfacción momentánea se viera afectada. Junto con Namjoon caminó hacia el trono, ahí estaba sentado el príncipe de Paris Kim Seokjin quien vestía un traje completamente blanco. También llevaba joyas de oro ostentosas y una corona del mismo material pero más chica que la del rey.

—¡¿Pero qué ven mis ojos?! —preguntó Seokjin al ponerse de pie— ¿La esposa del emperador?

—Es ella. —Namjoon parecía divertirse.

—Escuché rumores, creo que esta noche los averiguaré —dijo Seokjin sonriendo.

—¿Qué rumores, príncipe? —pregunté invadido por los nervios.

—Espero no ofender, pero dicen las malas lenguas que el emperador encontró a un jovencito muy apuesto, lo castró y lo convirtió en su mujer. Espero que sea mentira porque no soportaría tal aberración.

Kim Namjoon soltó una carcajada tan fuerte que retumbó en mis oídos.

—Siempre dices cosas tan graciosas, ¿Bes factible que está bella dama sea un hombre? —Namjoon me tomó de la mano dándome un beso reconfortante— He caído bajo sus encantos y mañana después de que mate al emperador yo mismo la desposaré. Así que no mi hermano, no vas a averiguar si los rumores son ciertos o falsos porque la haré mi esposa.

—Me alaga, su majestad. —Agradecí. En ese momento me había metido en un aprieto muy muy grande.

—La fuente que me dio esa información es confiable ¿Y si resultan ser ciertos los rumores? —preguntó Seokjin alzando las cejas.

—Pues entonces yo mismo terminaré con la vida de la emperatriz. —Namjoon me miró con profundidad, yo agaché el rostro nerviosa.

—¡Estupendo! —gritó Seokjin— Bella dama, vaya a descansar que mañana será un gran día ¡El día de la muerte del emperador Jeon Jungkook! —gritó emocionado.

—Sí, su alteza.

—Tranquila, mientras yo tenga vida nadie le hará daño, bella dama. Me encargaré de protegerla, su sufrimiento terminó. —Aseguró Namjoon refiriéndose a lo que dije en el patio trasero.

—Le agradezco con el corazón.

Después de decir eso me dirigí a la que era mi habitación sintiendo que el corazón se me salía del pecho. Cuando entré y cerré la puerta lloré de felicidad porque al fin me había librado del emperador y de miedo porque el rey de Paris se enteraría tarde o temprano de que no era mujer. Aún así, mientras eso sucedía iba a finiquitar la vida del hombre que arruinó la mía y eso sobrepasaba cualquier miedo.

Era mi venganza.

Me libraría del mal y liberaría a todo Roma del emperador tirano que nos gobernó durante años.

UNA ESPOSA PARA EL EMPERADOR||  kookmin/ yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora