EPÍLOGO

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Me encontraba completamente desnudo, me había costado bastante permitir que Yoongi mirara mi cuerpo tal y como era, pero poco a poco me fue mostrando que en realidad me amaba, así que mi corazón se abrió a él

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Me encontraba completamente desnudo, me había costado bastante permitir que Yoongi mirara mi cuerpo tal y como era, pero poco a poco me fue mostrando que en realidad me amaba, así que mi corazón se abrió a él... Al igual que mis piernas.

Esperaba paciente sobre las sábanas limpias de nuestra habitación, estaba boca arriba cuando Yoongi hizo su aparición relamiéndose los labios como un gato hambriento, pude notar su firme erección ese fue motivo para que con mi mano derecha cubriera la zona de mi piel mutilada. Él muy caballeroso e impregnado de amor por mí hizo a un lado mi mano para acercarse a mi herida y depositar dulces y pequeños besos que erizaban cada poro de mi piel. Nervioso doblé las piernas para cubrirme pero una vez más impidió que lo hiciera alzando la vista para verme el rostro.

—Confía en mí, Jimin. ¿Cuando te he decepcionado?

Preguntó con voz ronca, sinceramente nunca me había decepcionado, al contrario cada día me demostraba lo entregado que estaba en nuestra relación.

—¿Tendrás concubinas? —Esa era una pregunta que rondaba por mi cabeza desde el día que nos casamos.

Tenía tanto miedo de que Yoongi se enamorara de alguien más. De alguien que no tuviera ningún impedimento para poder darle el placer que él merecía.

—No —contestó tajante.

Luego volvió a darme besos entre mis muslos, sus caricias iban cada vez de menos a más, provocando que mi piel se erizará y que mi cuerpo no pudiera controlar sus movimientos.

—Deja de moverte tanto... —masculló.

Me sostuvo con fuerza de las caderas obligándome a permanecer en quietud. Yo sonreí acariciando su cabello oscuro con mis dedos, trataba de concentrarme en hacer otras cosas para no moverme, por ejemplo; el aroma a esencias sagradas egipcias impregnaba el lugar y las decoraciones de oro en la madera de la cama parecían ser importadas de roma. El techo de la habitación también estaba cubierto de oro y en las paredes estaba dibujada nuestra historia con jeroglíficos que seguramente verían y admirarían las generaciones venideras.

—¿Por qué preguntas por las concubinas? —preguntó dejando de besuquear mi piel para acercar su rostro a mi cuello.

—Porque no quiero compartirte con nadie —contesté con firmeza.

—Y yo no quiero a nadie que no seas tú.

—¿Y nuestra descendencia? —pregunté cuando comenzó a besar mi cuello.

—Que Hoseok se haga cargo de eso. —Sonreí.

—Me parece perfecto —murmuré.

La fruta prohibida entre las piernas de Yoongi rosaba mi abdomen, así que con delicadeza acaricié provocando que soltara un leve gemido. Él muy desesperado me tomó por las mejillas besándome de tal manera que casi me roba el aliento y casi el alma. Mirándolo a los ojos me mordí los labios para después morder los suyos y voltear la tortilla.

Ahora me encontraba yo encima suyo. No sé qué clase de movimiento hice pero logré hacer que nuestros cuerpos se unieran de una manera magistral y deliciosa, lo miré voltear sus ojos y apretar con sus puños la sábana blanca de la cama mientras que yo cabalgaba con sensualidad al ritmo de la música inexistente.

—Mierda Jimin, no pares de hacer eso... —dijo jadeante.

Mi intención no era detenerme, me gustaba tener nuestros cuerpos enredados y sin saber dónde iniciaba uno y donde terminaba el otro. Fue cuestión de minutos para que nuestros gritos y gemidos invadieran el palacio entero pero no nos interesaba que alguien pudiera escucharnos porque era bien sabido desde la noche de bodas que nos encantaba armar escándalos cuando de hacer el amor se trataba.

Yoongi tomó con fuerza mis caderas invadidas de lujuria, lascivia y pecado. Haciendo de mis movimientos todavía más rápidos, provocando que mis gritos aumentaran porque sentir el dulce fruto de su cuerpo en mi interior era tan inexplicablemente delicioso.

Llegó un momento en el que se detuvo, justo cuando iba a llegar al clímax, lo miré descontento pero preocupado. ¿Se lastimó de alguna manera o por qué se detuvo? ¿Hice algo que no le agradó? Eran muchas las dudas en mi cabeza. Pero todas se desvanecieron cuando me dio una leve nalgada para después decir:

—De rodillas.

No era una pregunta, sonaba más a una orden y yo estaba dispuesto a acatar sin dudar cada una de las palabras que ese bello hombre me ordenara.

Exhalé al sentirlo unir su cuerpo con el mío de una manera exquisita y sutil. Después fue aumentando la intensidad llevándome al cielo, a recorrer galaxias enteras para finalmente hacerme llegar al lugar deseado, al momento y hora en el que el placer infinito recorriera mi cuerpo.

Dos embestidas más...

Y Yoongi quedó saciado de igual manera saliendo de mi cuerpo, acostándose en la cama e invitándome a acurrucarme en su regazo. Los dos estábamos agitados, sudados, saciados pero sobretodo enamorados.

—Debería escribir esta noche en el libro de historia de los faraones... —dijo Yoongi acariciando mi brazo.

—Prefiero que permanezca exclusivamente en nuestra memoria.

—Como órdenes. —Besó mi frente— Ahora, tenemos que ponernos de pie porque hoy es día de tributos.

Había olvidado que cada viernes los egipcios le entregaban tributos al faraón que eran sus mejores cosechas, animales, telas etc...

Ambos nos pusimos de pie, nos duchamos con agua fría y nos colocamos aceites esenciales mutuamente en el cuerpo, después nos pusimos el shenti, joyas al rededor del cuello, los aretes, por último Yoongi se puso el nemes en la cabeza y tomó su cetro para después salir juntos tomados de las manos.

Uno a uno recibimos a los habitantes de Egipto. Todos ellos nos hacían reverencia e incluso nos daban regalos extras para agradecer el buen reinado que se estaba llevando a cabo.

Viendo el reino desde mi trono me di cuenta de que en realidad amaba a Yoongi, que de eso no tenía ninguna duda. Él era mi sueño hecho realidad y si existiera la posibilidad de regresar el tiempo para llegar al momento exacto en el que crucé miradas con el emperador de Roma quien tanto daño me hizo. Tomaría las mismas decisiones para llegar a ese momento junto con el verdadero amor de mi vida.

Supongo que mi lección de vida era esa, no tener arrepentimientos y aceptar los azares del destino.

Fin.

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Espero que te haya gustado la historia, dejo aquí foto de Jimin empoderado y rehabilitado.

•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••Espero que te haya gustado la historia, dejo aquí foto de Jimin empoderado y rehabilitado

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Agradezco infinitamente a AworldIH por mostrarme con paciencia algunas ideas para escribir el smut. Aún no soy buena haciendo eso, pero espero mejorar pronto. ¡Gracias nena!

UNA ESPOSA PARA EL EMPERADOR||  kookmin/ yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora