Capítulo 09.

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Ethan.

Habían sido unos días muy complicados, Arthuro Wolfe me tenía en todos lados, haciendo un sin fin de cosas, y para que mentir al principio eso me molesto, hace tiempo no hacía estas cosas, ¿Para qué? Si por eso pagaba por un equipo de alta gama que se ensuciara las manos.

Pero lo necesitaba para la temporada, así que me aguante mis quejas.

—Hace tiempo no tocas un motor de auto ¿eh? -dice mi padrino mientras palmea mi espalda.

—No, la verdad -digo mientras trato de limpiar mis manos con un trapo. —Tengo un equipo para todo esto.

—Si -dice sarcástico. —Cuando eras niño era más divertido.

Pero ya no era un niño, mi padre no estaba y las tardes en la que me las pasaba con Arthuro y mi padre admirando todo lo que hacían con los autos en nuestra cochera solo son recuerdos.

—Bien -vuelve a hablar. —Terminamos por hoy, ve a casa.

En los últimos tres días hoy sería la primera vez que volvemos por el mediodía.

—Claro -voy en busca de mi mochila y teniendo todo listo me acerco a él. —¿Tú no vienes?

Estaba revisando un par de cosas, en mi opinión, inútilmente, parecía hasta sospechoso, siempre volvíamos juntos.

—No -dice vacilante. —Voy a salir con Tina.

Y ahí está la razón.

Involuntariamente mis cejas se alzan en sorpresa, Tina era su supuesta amiga, ella tenía unos pequeños departamentos que alquilaba, se suponía que ahí era donde tendría que estar, pero no había ninguno libre.

Así que tendría que vivir con Arthuro y sus hijas.

Al pensar en ello, la rubia de sonrisa linda cuando se permite hacerlo viene a mi cabeza, luego pienso en Gabi, ella era una niña muy linda y simpática, su hermana era un poco más desconfiada, lo había notado, no se fiaba de mi, al enterarme que tenia dos hijas y una casi de mi edad pensé que esto iba a ser un caos, esperaba un sin fin de preguntas y fotos por parte de la mayor, lo único que tuve fue indiferencia, ¿Será que no sabe quien soy? Imposible, esta en este pueblito tengo que ser reconocido.

Otra cosa que no entendía era porque hasta ahora, no sabia que él tenía hijas.

¿Habrá engañado a su esposa?

—¿Vas a salir con Tina? -digo divertido mientras descarto esa pregunta interna, era ridículo, él amaba a su esposa.

Aunque las fechas no coinciden.

—Si, mocoso -dice tratando de sonar molesto. —Es mi amiga, vamos a salir a hablar y... No tengo porque darte explicaciones, ya vete.

Soltando una carcajada me despido de él y me encamino a su casa. Una casa en donde hay otras dos personas, la convivencia fue nula para estos pocos días, nos pudimos acoplar a la situación, pero algo en mi siempre quería más, me gustaría poder hablar con ellas, sin ese aire de desconfianza.

En un mundo como el mio era complicado tener amigos, o cualquier relación, la duda de si están porque les agradas o solo por tu carrera y fama, es jodido. Pero las chicas Wolfe me agradaban, sería lindo tener un buen ambiente.

Al menos, hasta que me vaya.

Al entrar en la casa había un gran silencio, quizá no estaban, Lidia hoy tenía el día libre, sería comprensible que estuvieran por las calles paseando. Esa idea se anulo en el momento que escuche su vocecita saludandome cuando pase por el pasillo frente la sala.

—¡Etlan! -grita al verme, me causaba mucha ternura su forma de decir mi nombre . —Hola, vamos a vel nuestla película favolita, ¿Quiéles verla?

Ella era, como decía su abuelo un terremoto, aveces me tomaba por sorpresa todo lo que me decía o preguntaba, pero no me molestaba, estaba acostumbrado, mis sobrinos también eran muy curiosos cuando querían, pero Gabi era otra cosa, ella siempre estaba atenta a todo.

—Las chicas Wolfe -digo mientras entro en la sala. —¿Cómo están?

—Muy bien -dice Gabi. —Tenemos pochoclos.

Suelto una risa por su relación de estar bien por tener pochoclos, luego dirijo mi mirada hacia Lidia, parecía un poco incómoda, pero nada nuevo, por lo menos estaba acostumbrándose a tenerme aquí, al principio me sentí como un parásito, estaba invadiendo su casa, pero solo serian por unos días, realmente necesitaba la ayuda de su padre, por eso estaba poniendo de mi parte para sobrellevar lo mejor posible esto.

Eso me recuerda que le debo una disculpa por la situación en el taller, la primera vez que la vi, estaba un poco nervioso y de mal humor pero eso no lo justifica, fui grosero.

—Hola -dice ella. —¿Cómo les fue en el taller?

—Muy bien, por suerte -digo mientras miro a mi alrededor, tenían todo realmente listo para una tarde de películas. —Tú padre es muy exigente.

—Si -dice divertida, sabia que ella había notado que esto me era complicado. —Él es así.

—¿Vas a vel la película? -vuelve a preguntar Gabi.

Dudo un poco, ni siquiera se porque lo hago, pero no sé, quizá sea una buena manera de pasar el rato, e idear una manera de pedirle disculpas a Lidia, le doy una mirada para ver como ella reacciona a la pregunta de su hermana, parece un poco tensa pero quiero ignorar eso y tratar de ver si puedo quedarme.

¿Por qué querría yo eso?

—No sé -digo con duda. —Creo que a tu hermana no le gusta mucho la idea...

Ante eso Lidia frunce las cejas y me da una mirada confundida, luego lo que escucho es la risa de Gabi. ¿Qué es lo que estará mal?

—Pero -dice Gabi con sus manitas tapando su sonrisa, es muy tierna. —No es mi helmana, es mi mami.

¿Qué?

Lidia es su mamá, no su hermana.

Estuve estos días pensando que Arthuro tenia dos hijas, me siento como un idiota porque tiene sentido, hasta donde sé Gabi tiene 2 años, era imposible que Arthuro tuviera una hija de esa edad.

Mi análisis interno se interrumpe al oír una nueva risa, estaba vez mucho más fuerte y gruesa que la de una niña, La rubia se estaba riendo de mi, y que risa, nunca creí que algo así podría ser tan atractivo, pero en Lidia lo era.

Aunque sea a costa mía, quiero hacerla reír todos los días.

—Estuviste estos días con nosotros. -dice con una gran sonrisa, Gabi mira a su madre y suelta una suave risita. —¿Nada te dio un indicio que era mi hija? La edad de mi padre tuvo que ser una gran ayuda.

Me termine de acercar a ellas y probé suerte sentándome en el reposabrazos, paso mi mano por detrás de mi cabeza y les di una ligera sonrisa.

—Supongo que tiene sentido -les doy una mirada y lo que veía antes ahora tiene más sentido, eran iguales, excepto por el cabello, Lidia era rubia, Gabi lo tenía castaño. Madre e hija.

Eso despertó más mi curiosidad por las chicas Wolfe.

Más principalmente eso, Gabi tenía el apellido de su madre, ¿Dónde estará su padre?

—Entonces -sigo hablando. —¿Les molesta si las acompaño?

En aquel pueblo (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora