MinHo respiró hondo, exhaló lentamente y apretó el gatillo, no una, sino cinco veces. Las balas volaron por el aire, todas fallaron en el blanco del pecho y en su lugar atravesaron la cabeza de la silueta impresa en el papel.
Cinco agujeros limpios.
Onew le dio un puñetazo en el hombro y MinHo sonrió, quitándose los protectores de los oídos. A pesar de que estaba oscuro dentro de la habitación, Onew siguió usando sus gafas de sol. No afectó su tiro; había estado sacando sesos de papel de los objetivos desde que habían comenzado.
—Perfecto, amigo. Solo piensa que hace tres semanas fallaste casi todos los tiros.
—Yo no estaba tan mal.
—Lo estabas, pero has mejorado. Eso es lo importante.
MinHo sonrió.
—¿Quién hubiera pensado que me estarías ayudando?
Onew frunció el ceño.
—¿Qué habría estado haciendo?
—El viejo tú se habría parado detrás de mí con los brazos cruzados, sacudiendo la cabeza con desaprobación, diciéndome que no había esperanza y que debería rendirme.
—¿En serio?
—Entonces probablemente me hubieras disparado en las rótulas.
—El viejo yo suena como un idiota.
—Él no lo era... Diferente, eso es todo.
—Ciertamente no te habría comprado un regalo, ¿verdad?
—No, puedo decir con seguridad que nunca me has hecho un regalo.
Onew agitó el dedo.
—Pero el nuevo Onew sí.
Se alejó y volvió con un tubo de cartón. MinHo había preguntado al respecto cuando entraron, pero Onew le había dicho que esperara y vería.
—¿Qué es?
Onew sonrió, abriendo el tubo. Sacó el póster, luego lo enrolló para que él mismo lo viera antes de dárselo a MinHo.
—Es tu rubio de ojos avellanos.
MinHo se quedó mirando la enorme imagen de TaeMin. La misma imagen que tenía JongHyun. TaeMin sonriendo a la cámara: sonrisa tímida y un atisbo de carne desde la cintura hasta el ombligo.
MinHo apartó la mirada.
—¿No te gusta?
—Yo...
—Bueno, no se supone que lo hagas. Se supone que debes hacerle agujeros. Lo arreglaré.
MinHo se rascó la nuca mientras observaba a Onew cambiar el objetivo a TaeMin. No sabía por qué le ardían las mejillas. No esperaba ver a TaeMin así.
TaeMin se veía bien.
MinHo negó con la cabeza. TaeMin era un pequeño hijo de puta que necesitaba morir, no solo porque era el objetivo de MinHo, sino porque lo había atado, besado y burlado de él desde debajo de una mesa.
Necesitaba morir.
—Todo listo.
MinHo recargó el clip, golpeándolo con fuerza. Volvió a colocarse los protectores auditivos y esperó a que Onew hiciera lo mismo. Onew le dio un pulgar hacia arriba, luego miró al objetivo.
Las manos de MinHo estaban temblando. No se habían sacudido durante semanas, pero temblaban mientras la ira llenaba su cuerpo. TaeMin le había golpeado en la cara con una sartén. TaeMin lo había arrastrado a una silla y lo había atado. TaeMin se subió a su regazo y separó sus labios con la lengua.