Chapter Fifteen: Hogwarts

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Otoño, Septiembre, 1971

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Otoño, Septiembre, 1971

A eso de las diez de la noche, los tres niños descendieron del tren, siendo los últimos de primer año en hacerlo. El frío de la noche los envolvía mientras se unían a la fila de alumnos que avanzaban por un sendero apenas iluminado por la luz temblorosa de algunas lámparas de aceite. Era una tradición conocida que los alumnos de primer año debían cruzar el lago negro en botes antes de ser clasificados en sus respectivas casas.

—No veo nada —murmuró una voz por delante de ellos, y era cierto. La oscuridad era profunda, tan densa que algunos solo se guiaban por el sonido de las pisadas resonando sobre la grava.

—¡Síganme! ¡LOS DE PRIMER AÑO, POR AQUÍ! ¡Rápido! —retumbó una voz grave y profunda en medio de la penumbra—. ¡Oye tú! ¡Sí, tú! ¿¡Por qué no te has puesto esa túnica!? ¡Hazlo YA! ¡Vamos, vamos, cuatro alumnos por bote! ¡Cinco en los botes grandes!

Siguiendo la voz, avanzaron unos segundos hasta que, de repente, el camino se abrió y un lago silencioso se extendió frente a ellos. Y entonces, al levantar la vista, los tres niños vieron por primera vez la silueta de Hogwarts, y sus respiraciones quedaron atrapadas en sus gargantas.

—Vaya... —susurró James, con los ojos tan abiertos que casi parecían brillar. Todo el verano lo había imaginado, pero aquello era más asombroso de lo que había soñado.

En lo alto de la colina, Hogwarts se erguía tan majestuoso, que parecía imposible que algo así pudiera existir fuera de los cuentos.

Cada ventana de la fortaleza resplandecía, lanzando destellos dorados hacia la oscuridad, y los torreones y almenas se dibujaban contra el cielo estrellado. Ver todo aquello hizo que se le erizara la piel.

—Es... impresionante —susurró Remus a su lado, con asombro en cada sílaba. En la completa oscuridad, Hogwarts parecía tener un brillo propio, una atmosfera mágica capaz de iluminar la noche más oscura.

— Es hermoso... — dijo Sirius, apenas respiraba, maravillado por cada detalle de aquel lugar. Tuvo la certeza de que jamás olvidaría ese instante: las torres del castillo, la cálida luz en la noche, el lago bajo sus pies. Todo parecía tan irreal que su corazón latió con fuerza como si buscara despertarlo de un buen sueño.

Los tres amigos se quedaron inmóviles, contemplando en absoluto silencio el castillo de sus sueños, mientras los botes comenzaban a deslizarse sobre el agua.

—Oigan... C-c-creo que él es un gigante... —dijo un niño con voz ansiosa detrás de ellos, tirando de la túnica de James. A diferencia de los demás, no estaba mirando el castillo, sino al hombre enorme que ayudaba a los alumnos a subir a los botes. Los tres amigos giraron hacia donde el niño señalaba, y pronto entendieron su asombro.

El hombre en cuestión era, de hecho, inmenso, al menos tres metros de altura. Su figura era robusta y tenía una barba espesa que le cubría gran parte del rostro, dándole un aire salvaje y misterioso.

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HOGWARTS 70'S - LAS AVENTURAS DE LOS MERODEADORES | HEADCANONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora