Capítulo 9. - Salvada

732 68 93
                                    

Pensamientos

Mensajes de texto, correos o cualquier tipo de lectura.

Al abrir puerta, Hwasa tomó a la castaña de la chamarra denim para acercarla a ella y besarla. Las manos de la tailandesa fueron directamente a la cintura de ella para acercarla, desde el recorrido hacia su departamento, la tailandesa aprovecho cada oportunidad para acariciar los muslos de la coreana casi llegando a la intimidad de la pelinegra.

—Pensé que íbamos a chocar por tu culpa. —soltó al sentir los labios de la más alta en su cuello.

—No pensé que te fuera a poner tan nerviosa, no después de todo lo que hemos pasado.

—Tonta

Hwasa volvió a los labios de su acompañante, desde el jugueteo mientras ella manejaba sintió la humedad formarse entre sus piernas, algo inevitable al tener a Lisa besándole el cuello y rozando sus senos y muslos, agradecía tanto que sus vidrios fueran polarizados al tener a una ¿amiga? Tan juguetona como la tailandesa.

Sin romper el beso, ambas comenzaron a despojarse de su ropa. En un acto algo desesperado por tocar más de la piel de la rapera, tomó la chamarra denim y la arrojó sin fijarse en qué dirección caería, haciendo que un hermoso florero rojo cayera al piso rompiéndose en varios pedazos.

—¡Ups! —dijo Lisa al ver los pedazos de cristal en el piso.

—Hay cosas más importantes que hacer. —contestó la coreana empezando a quitarse los pantalones.

Al ver la acción de la pelinegra, la castaña la imito hasta que ambas quedaron solo en bragas, volviendo a una sesión de besos que la mayor detuvo al empujar suavemente a Lisa sobre la pieza más grande de la sala.

—¿No iremos a tu habitación? —preguntó con deseo.

—No llegamos.

—Eres preciosa. —sentada Lisa comenzó a besar el abdomen de la coreana quién aún se encontraba de pie frente a ella, la tailandesa paso su lengua por la piel suave ya caliente de Hyejin quién cerro los ojos llevando sus manos al cabello de la castaña quién no solo besaba tiernamente si no dejaba pequeñas mordidas, decidida y aun lamiendo el abdomen llevo sus manos al trasero de Hwasa para apretarlo y de ser posible acércala más a ella.

—Mira quién habla Lalisa. —se apartó de la tailandesa apretando el cabello de la castaña, dejando otro beso voraz en sus labios para después poner sus piernas en los costados de Lisa. Al sentir su sexo rozar con el de Hwasa la tailandesa dejo salir un gemido, activando aún más la lujuria de su amante, quién en ningún momento despego la vista de ella volviendo a los labios carnosos de la castaña, mientras que Lisa apretaba su trasero y lo acercaba a su centro, haciendo que ambas soltarán gemidos.

Automáticamente las caderas de Hwasa buscaron el ritmo haciendo que sus sexos se frotarán el uno al otro, incluso con sus bragas puestas la sensación lleno el departamento de gemidos que solo aumentaron cuando la castaña tomo uno de los pezones de ella en su boca. La castaña guiaba a la mayor en cuanto a ritmo, la vista de una Hwasa con cabello alborotado sobre ella la tenía al borde, su sexo palpitaba, se sentía muy cerca y muy sensible al observar los pechos de la pelinegra subir y bajar por la agitación de su cuerpo, su boca liberaba gemidos y sus ojos exhibían un deseo tremendo. Entre ellas nunca habían intentado esa posición y sentía que iba a correrse en cualquier momento. Durante esos instantes, fue imposible para ambas despegar sus miradas, sus cuerpos y ojos conectados como uno solo.

—Vas hacer que me corra rápidamente. —dijo Lisa sin despegar su mirada de Hwasa.

—Estoy al límite Lisa. —le contesto mordiendo su labio inferior.

HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora