Capítulo 31. - Al rescate

417 48 116
                                    

Pensamientos

Mensajes de texto, correos o cualquier tipo de lectura.

Habían sido días y noches maravillosas para la tailandesa, con la brisa golpeando ligeramente su rostro, se encontraba junto a su novia disfrutando de un desayuno en la playa Assos, un lugar no muy lejano de Myrtos. Durante su estancia habían aprovechado el tiempo como nunca pensó hacerlo y aunque sabía que Jennie la amaba, era imposible que llegará a preguntarse si todo aquello sería para siempre o tenía fecha de caducidad. Poco le importaba las escasas horas de sueño que había acumulado en el viaje, era la primera vez que su cuerpo no le exigía descanso.

—No quiero volver. —comentó Lisa antes de tomar un poco de un jugo de naranja.

—Yo tampoco.

—¿Y si le dices a Alice que me perdí?

—¿Qué te perdiste?

—Si, sería muy creíble.

—Y probable.

—Puedes decirle que entré a una cueva a explorar y no he salido. —comentó muy segura de sí misma.

—Lisa, si le digo eso a Alice, la empresa enviará un equipo para rescatarte de una cueva inexistente.

—Si...pero podemos utilizar ese tiempo. —levantó su dedo índice como si tuviera un punto que explicar. —Querrán hacerlo de forma sutil y discreta. Así podemos ganar 2 o 3 días, incluso más.

—¿Y qué pasará cuando no te encuentren? —preguntó entretenida ante las ideas de su novia.

—Mientras me estén "buscando" tú y yo estaremos en otro lugar de Europa haciendo cosas "sucias". Después de 4 o 5 días podemos decir que encontré una salida al final de la cueva y solo salí, pero se me olvido avisar.

—¿Tú sola?

—Puedo decir que me hice amiga de una sirena o algo así. —le restó importancia a los detalles de su rescate ficticio.

—¿De una sirena?

—Si Nini, pero no te preocupes, pero de una fea y mala, no guapa como Ariel. —dejo claro la castaña.

—Lisa, mi amor. Yo sé que lo dices de broma, pero...

—No es broma Nini. Tengo un sentimiento muy extraño aquí. —señalo la boca de su estómago. —Hay algo que me dice que no debemos de regresar.

Nunca

—Lili, tenemos responsabilidades. —tomó la mano de la tailandesa sobre la mesa. —Tenemos que prepararnos para la próxima gira.

—Lo sé, es solo que...a veces quisiera tener una vida común.

—Al menos no hemos llamado la atención aquí. —giró su rostro un poco, el pequeño restaurante a la orilla del mar les daba una hermosa vista, poca gente caminaba en la arena, solo pocos niños jugaban a construir castillos, el lugar se encontraba casi vacío a pesar de su atractivo. Una de las ventajas de no acudir a lugares tan turísticos era que podían pasar desapercibidas con facilidad, aun así, ninguna se daba el lujo de bajar la guardia.

—¿No? Cuando llegamos las personas de la playa no dejaban de mirar tu trasero.

—¿Crees que estaban viendo el mío? —preguntó la coreana convencida de que todos observaban a la castaña.

—Por supuesto que sí.

—Lo dudo mucho, en especial con tus piernas y abdomen. —su mirada cambio. —Al menos soy la única que puede disfrutar de todo esto. —la señalo con su dedo índice.

HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora