HIATUS

Capítulo 28. - Tonta

Pensamientos

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La luz de la mañana se coló lentamente en la habitación principal de la casa de playa, la dueña de la melena castaña abrió los ojos al sentir como la iluminación irradiaba dentro del dormitorio y aunque su primer instinto fue estirarse, notó como su cuerpo estaba aprisionado por una pelinegra junto a ella. Jennie se encontraba durmiendo plácidamente a su lado, rodeándola con sus brazos e incluso sus piernas, la tailandesa se encontraba envuelta por el cuerpo de su novia, pensamiento que no le causó molestia alguna.

El rostro de la coreana se mostraba tranquilo y a su perspectiva; feliz. No existía un sentimiento más fuerte que el amor de la tailandesa hacia la mujer entre sus brazos, incluso después de días a su lado sentía la necesidad de pellizcarse de vez en cuando para asegurarse de que todo lo que vivía era real. Para Lisa, todo seguía siendo un sueño, uno en el cual despertaría sola con una presión en su pecho debido a todas las fantasías que compartía con Jennie para después volver a su realidad.

Admirándola, acarició suavemente las mejillas de su novia, no deseaba despertarla, solo quería admirar la belleza de la mujer que desde el día uno le robó no solo el pensamiento, si no su corazón.

—Hola. —saludó Lisa, en el momento que los ojos de Jennie se abrieron de forma perezosa.

—Hola.

—¿Tienes mucho despierta?

—Un poco, solo apreciaba lo hermosa que eres.

—Lo mismo digo. —dijo besando el lunar en el cuello de la castaña.

—Ven aquí. —apretó sus brazos alrededor de la cintura de su novia.

—Auuuuch.

—¿Te duele?

—Me duele todo el cuerpo Lisa, no me has dado ni un respiro.

—Dijiste que teníamos que recuperar el tiempo perdido.

—Si, pero era más una expresión, mi pequeño cuerpo no puede seguirte el ritmo. —dijo haciendo puchero.

—Claro que sí, te recuerdo quién me mantuvo despierta toda la noche el día de mi cena sorpresa. —rozó su nariz con la de Jennie.

—Ese día no usamos herramientas.

—Bueno...tienes un punto. —aflojo su agarre. —¿Qué haremos hoy?

—Me gustaría ir a caminar a la playa, pero primero tenemos que desayunar. No comí anoche. —soltando el cuerpo de su novia, se incorporó, sentándose al lado de una tailandesa quién la admiraba gustosa.

—Yo comí mucho, devoré lo que tenía que devorar. —levantó su ceja fijando su vista en la parte baja del cuerpo de Jennie.

—Eres una cochina Lalisa. —la golpeó con la almohada.

—¡Auch! Anoche no te quejabas mucho.

—Tonta.

—Caminar será. —estiró sus brazos y de un brinco, salió de la cama para estirar sus piernas dirigiéndose al baño.

—¡Jennie!

—¿Sí? —preguntó inocentemente sin abandonar la cama.

—Aún tengo marcada la K.

—¡Ups!

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—Sigo sin entender cómo es que los hot cakes te quedan así de esponjosos. Yo sigo los mismos pasos. —se quejó la coreana llevando un pedazo junto a una fresa con crema batida a su boca.