- "¿Cómo puedo seguir siendo tan ahueonao', por la chucha?", se dijo a sí mismo en voz baja enrabiado, sintiendo cómo su voz se quebraba mientras su mirada lentamente comenzó a verse afectada por el lagrimeo de sus ojos ahora vidriosos, y con un suspiro ahogado y desesperación, se deslizó apoyado en la puerta principal de la suite hasta llegar al suelo, colocando uno de sus brazos frente a él para reposar su cabeza mientras sollozaba en aquella soledad que, en su momento, había querido tanto tener.
Pero no quería esto, no estaba en su mente que ocurriera esto, ¿se lo había ganado por no saber expresar qué era lo que quería? ¿había perdido la oportunidad de hablar sobre lo que le pasaba? ¿por qué le era tan difícil hablar acerca de sus sentimientos, cuando en verdad, se sentía tan bien al mismo tiempo el estar con él?
Pese a ir reconociendo mejor su situación, el mar de emociones en el que se encontraba seguía tempestuoso, atrapado entre el miedo al juicio de los demás y la angustia de haber perdido, una vez más, a alguien importante, sintiendo a cada segundo, y de forma abismal, la soledad y el vacío que implicaba que el Jere no estuviese allí con él. Con la cabeza apoyada en su brazo, recordó las últimas interacciones que había tenido con el menor desde que éste se había comunicado por medio de su Instagram: de ese audio tembloroso que le había mandado, de la reacción de su propio cuerpo en la ducha al recordar las cosas que hacían en el mirador, de lo bien que se sentía dormir con él, de lo que le generaba el verlo vestido con su propia ropa y cómo éste lo hacía sonreír con sólo verle su rostro, pero aquello también estaba nublado por las peleas que habían tenido en la noche, así como también de la última vez que se vieron en el pasillo, en donde el menor se veía decidido a pelear con él, y con justa razón desde la visión del Jairo.
Sentía el vacío no sólo de la ausencia física del Jere o de tal vez nunca más volver a verlo tras su forma de comportarse con él, sino que repercutía en su cabeza y corazón esa complicidad que rápidamente se había construido entre los dos y que no había tenido con nadie, siquiera con la Cata en su mejor momento, y que temía no volver a tenerla con ninguna otra persona más, cuestión que lo hizo suspirar por un prolongado tiempo antes de morderse el labio de la rabia e impotencia que sentía consigo mismo. Sacó su celular para ver la hora: 17:57, ya iban a ser las seis de la tarde.
Todavía era temprano.
Todavía podía escribirle al Jere, pedirle que volviese.
Aún no era tarde.El FaceID de su iPhone no logró reconocer su rostro de tristeza, por lo que tuvo que utilizar su código de seis dígitos para así desbloquearlo, metiéndose rápidamente a la aplicación de Instagram en donde estaba la conversación que había sostenido horas antes con el Jere sin ningún mensaje, esto, producto del Modo Efímero que éste había activado. Comenzó a escribir mientras sentía aún cómo una lágrima se deslizaba por su mejilla, pero no sabía cómo el menor reaccionaría siquiera a algún mensaje con todo lo que había hecho, borrando el mensaje que le había escrito, y dejando el celular a un lado mientras trataba de calmarse.
En el proceso en que pensaba si era mejor llamarlo o escribirle, pese a que probablemente su voz se quebraría en el estado en el que se encontraba, su atención cambió abruptamente cuando escuchó el sonido del ventanal de la pieza abriéndose lentamente, entrando a la habitación, para su extrema sorpresa al punto en que sentía que su corazón bombeaba a mil por hora, el muchacho por el que se encontraba llorando con la misma ropa con la que había dormido, es decir, su buzo blanco y polera negra.
Sin darse cuenta aún de que Jairo se encontraba sentado en el piso, Jere se dedicó a cerrar el ventanal con una mano mientras que, con la otra, seguía atento revisando videos en TikTok, tosiendo de forma estrepitosa producto del pito de marihuana que había estado fumando en la esquina del balcón, lo que lo llevó a girarse mientras se reía de su propia situación y darse cuenta de que ya había llegado el huésped principal de la suite. Ambos se quedaron en silencio mirándose el uno al otro, uno con los ojos rojos de tristeza y otro producto del pito consumido, y antes de que Jairo pudiese siquiera emitir alguna palabra, vio cómo Jere guardaba su celular y recorría rápidamente la pieza para llegar a donde estaba él con una expresión fácil de decidido a obtener la verdad de una u otra forma.
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MIRADOR (Jairo Vera x Jere Klein)
General Fiction"Son las seis de la mañana, y no estás en tu cama...". Cruza repentinamente, por la mente del Jairo, el inicio de una de sus canciones segundos antes de abrir la puerta de la habitación del hotel a quien era uno de sus mejores amigos...¿qué hace él...