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La llegada de las demás escuelas de magia para el Torneo de los Tres Magos había transformado Hogwarts

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La llegada de las demás escuelas de magia para el Torneo de los Tres Magos había transformado Hogwarts. La atmósfera estaba cargada de anticipación, y cada alumno de Slytherin mantenía sus ojos bien abiertos, atentos a cada movimiento de los recién llegados. Claro, ninguno de nosotros iba a demostrarlo, pero el interés estaba ahí. Sin embargo, lo que más me molestaba era la presencia de una chica en particular: Livia Krum, o por lo menos ese es el nombre que tanto repetían sus compañeros.

Desde el primer momento que la vi, algo en ella me incomodó. No era su belleza, ni siquiera su apellido, sino la forma en que se comportaba, como si todo el mundo tuviera que girar a su alrededor. Cuando subió al escenario, liderando esa actuación absurda junto a las chicas de Beauxbatons, supe que sería un problema.

Las luces se apagaron, y la oscuridad envolvió el estadio de Quidditch. Solo las luces en los costados del escenario quedaron encendidas, iluminando a las chicas de Beauxbatons, que empezaron a moverse con una gracia imposible de ignorar. Entonces, de entre las sombras, apareció ella, Livia, su voz fuerte y clara, arrastrando la atención de todos los presentes.

La vi sonreír al final de la actuación, un gesto que me irritó profundamente. Era como si supiera que había captado la atención de todos y estuviera disfrutando de ello. No podía soportarlo.

Más tarde, esa misma noche, me encontré con ella en uno de los pasillos del castillo. Estaba caminando sola, su porte arrogante me sacaba de mis casillas. Sin pensarlo, me acerqué a ella. Tenía que decir algo, no podía permitir que siguiera comportándose de esa manera.

—¿Te crees especial, verdad?— Mis palabras resonaron en el pasillo, y me sorprendí de lo afiladas que sonaron.

Ella se detuvo y se giró para mirarme, con esa maldita calma que siempre parecía tener.

—¿Qué quieres decir con eso?— Me respondió, como si no entendiera la gravedad de la situación.

—Todo esto— Dije, señalándola con desdén—Tu espectáculo, tu actitud… parece que estás intentando demostrar algo. Pero no te engañes, Krum, no eres más que otra extranjera aquí.

Veins Of Velvet Night - Pansy Parkinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora