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El frío aire matutino era cortante mientras me dirigía hacia el campo de Quidditch, que había sido transformado en una arena para la primera prueba del Torneo Mundial de Magos

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El frío aire matutino era cortante mientras me dirigía hacia el campo de Quidditch, que había sido transformado en una arena para la primera prueba del Torneo Mundial de Magos. Los rumores sobre lo que enfrentaríamos eran abundantes, pero las verdaderas pruebas siempre estaban envueltas en misterio, un misterio que solo se desvelaba en el último momento. No obstante, algo me decía que fuera lo que fuera, no sería fácil.

El cielo estaba nublado, una alfombra gris sobre nuestras cabezas, y el campo de Quidditch, ahora lleno de obstáculos y estructuras misteriosas, parecía un lugar ajeno a los partidos de vuelo que solía albergar. A lo lejos, vi a los otros campeones acercarse. Cada uno parecía absorto en sus propios pensamientos, preparándose mentalmente para lo que estaba por venir.

Viktor, siempre serio y enfocado, intercambió una breve mirada conmigo, un recordatorio silencioso de nuestra conexión. Sabíamos que debíamos competir, pero también entendíamos la importancia de nuestra relación familiar. Este no era un combate entre nosotros; era una prueba de nuestra fuerza, de nuestra habilidad para enfrentar lo desconocido.

Los demás campeones, Fleur, Kazuo, Kwame, Ana Carolina y Harry, se alinearon a mi lado. Cada uno de ellos mostraba signos de nerviosismo, pero también de determinación. Aunque estábamos compitiendo entre nosotros, compartíamos un entendimiento común: este torneo nos pondría a prueba de formas que nunca habíamos imaginado.

Dumbledore apareció, su figura alta y su presencia imponente capturaron la atención de todos los presentes. Alzó la mano para silenciar el murmullo de la multitud que se había reunido para presenciar la prueba. Su voz, cuando habló, fue fuerte y clara, resonando a través del campo.

—Campeones, bienvenidos a la primera prueba del Torneo de los Tres Magos —comenzó, sus ojos centelleando con una mezcla de seriedad y calidez—. Hoy enfrentaréis uno de los desafíos más grandes de vuestra vida: el Laberinto de las Bestias. Dentro de este laberinto, os enfrentaréis a criaturas mágicas y obstáculos encantados que pondrán a prueba no solo vuestra destreza mágica, sino también vuestra valentía, ingenio y capacidad para trabajar bajo presión.

Mientras Dumbledore hablaba, los obstáculos en el campo de Quidditch comenzaron a cambiar, revelando la verdadera naturaleza del laberinto. Los altos setos se movieron, alzándose más alto, formando caminos serpenteantes y oscuros. La sensación de peligro era palpable. Podía sentir el peso de la responsabilidad sobre mis hombros; no solo debía ganar, sino demostrar lo que realmente significaba ser una Krum.

Veins Of Velvet Night - Pansy Parkinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora