❝ En medio del Torneo Mundial de los Magos, Livia Krum, una joven rebelde y decidida a forjar su propio destino, llega a Hogwarts con un solo objetivo: ganar. Pero sus planes cambian cuando conoce a Pansy Parkinson, una chica que representa todo lo...
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La oscuridad de la noche había caído sobre Hogwarts, pero el castillo seguía lleno de vida. Las velas flotaban en el Gran Comedor, y las voces de los estudiantes se mezclaban en un murmullo constante mientras la cena avanzaba. A pesar de todo, mi mente estaba en otra parte, atrapada en los últimos acontecimientos, en las palabras de Pansy y la creciente tensión entre nosotras.
Después de lo que había sucedido en el aula vacía, intenté concentrarme en el torneo, en los entrenamientos y las estrategias que debía preparar. Pero era imposible. La figura de Pansy seguía reapareciendo en mis pensamientos, cada vez más persistente. Cada vez que la veía en los pasillos, en las clases, o durante los descansos en el Gran Comedor, sentía una atracción que no podía negar, aunque me esforzara por ignorarla.
Esa noche, mientras la mayoría de los estudiantes se retiraban a sus dormitorios, decidí dar un paseo por los terrenos de Hogwarts, algo que ay se había hecho costumbre con la esperanza de aclarar mi mente. El aire fresco de la noche acariciaba mi rostro, y el silencio, roto solo por el ocasional crujir de las hojas bajo mis pies, era un alivio después de la constante tensión del día.
Sin embargo, mi soledad no duró mucho. Apenas había llegado al borde del Bosque Prohibido cuando escuché pasos detrás de mí. Mi cuerpo se tensó, reconociendo instintivamente de quién se trataba antes de siquiera girarme.
—¿Otra vez tú? —murmuré, girándome para encontrarme con Pansy una vez más.
Ella estaba allí, como siempre, con esa mirada enigmática y esa sonrisa que nunca llegaba a sus ojos. No podía evitar sentir que ella siempre sabía algo que yo no, que tenía una ventaja que no lograba comprender del todo.
—No pareces sorprendida —dijo, acercándose con pasos lentos y calculados— ¿Esperabas verme?
—No —respondí con frialdad— Ya no me sorprende encontrarte en cualquier lugar. Pareces estar en todas partes últimamente.
Pansy no respondió de inmediato. En lugar de eso, se acercó aún más, hasta que solo unos pocos pasos nos separaban. La luna, alta en el cielo, iluminaba su rostro, revelando una expresión que era difícil de leer, pero que parecía una mezcla de desafío y algo más… algo que reconocía pero no podía poner en palabras.