❝ En medio del Torneo Mundial de los Magos, Livia Krum, una joven rebelde y decidida a forjar su propio destino, llega a Hogwarts con un solo objetivo: ganar. Pero sus planes cambian cuando conoce a Pansy Parkinson, una chica que representa todo lo...
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La noche se había deslizado en Hogwarts, trayendo consigo una sensación de inquietud que no podía sacudirme. A pesar de las luces cálidas que iluminaban los pasillos, había algo en el aire que hacía que cada sombra pareciera más profunda, más amenazante. No había podido sacarme de la cabeza la mirada de Livia durante todo el día. Aquellos ojos que me habían desafiado en el aire, que me habían observado con una intensidad que no había experimentado antes, seguían persiguiéndome. Eran tan oscuros y penetrantes, casi hipnotizantes.
Después de lo que pareció una eternidad, me encontré deambulando por los pasillos vacíos, buscando un respiro de todo lo que había pasado. Mi mente estaba revuelta; las conversaciones con Viktor, los murmullos en la Sala Común sobre la llegada de los estudiantes de las diversas escuelas, las miradas furtivas de mis propios compañeros. Todo se mezclaba en una cacofonía que no podía silenciar.
Finalmente, terminé en uno de los patios interiores del castillo, un lugar donde solía haber tranquilidad, donde el viento susurraba entre los árboles y las estrellas brillaban con intensidad. El aire fresco me ayudó a despejar la mente, pero antes de que pudiera relajarme por completo, escuché un sonido a lo lejos.
Pasos, lentos y deliberados, se acercaban. Mi primer instinto fue ocultarme, pero algo me mantuvo en mi lugar. Y entonces, la figura finalmente emergió de las sombras, y mi corazón dio un vuelco.
Era Livia. Su figura alta y esbelta se movía con la gracia de alguien que sabía exactamente a dónde iba y lo que hacía. Sus pasos eran seguros, pero había algo en su expresión que no había visto antes: una mezcla de dureza y vulnerabilidad, como si llevara una carga que nadie más podía comprender.
Se detuvo al verme, sus ojos oscuros encontrándose con los míos. Por un momento, pensé que daría media vuelta y se iría. Pero, para mi sorpresa, avanzó hacia mí.
—Pansy —dijo, su voz baja y controlada, como si cada palabra fuera cuidadosamente medida—. No esperaba encontrarte aquí.
