mosquitos pacíficos

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Lisha tiene la piel negra  compuesta por melanina, sustancia que le da el tono oscuro y además la vuelve más resistencia a los rayos solares. De niña, cuando mis padres me llevaban de visita a la Isla Rodea en Iscuandé Nariño, lo único que me sacaba corriendo de cualquier lugar a donde iba de visita, ya fuera casa, finca o playa en el puerto, eran los mosquitos, era lo único que había que temer de esta tierra pacífica, un diminuto, desgalamido, entelerido, insignificante, casi invisible jején o mosca de arena. El vampiro de los mosquitos, chupador de venas, chupador de sangre venosa, el insecto más despreciable que he conocido en toda mi existencia. 

Su tamaño no alcanza la cabeza de un alfiler, pero con su picadura producía en mi piel , piquiña, rasquiña desesperante, entre más me rascaba, más me picaba, el picaba y se alejaba dejando su sucesor, su reemplazo; la pápula, deja mi piel enrojecida, soy negra; en la piel negra el enrojecimiento no se persibe; el rojo mezclado con negro da un tono morado-azul turquí, de este color son mis morados. La piquiña me advierte que he sido picada, que debo rascarme, que debo incrustar mis uñas de manera desesperada, hasta sangrar, hasta dejar la herida, la herida que sana dejando cicatrices que no borran, porque mi piel es negra, mi piel negra contiene alta sustancia melaninosa que le da a las heridas de piel negra un tono más oscuro, que el negro de su piel normal. Ahora si la piel del negro picado es azul turquí, la cicatriz se confunde inevitablemente, osea es más afortunado porque no tendrá que utilizar crema blanqueadora en el área.

Solución: Aplicarte repelente hasta en el pelo, aplicarmte en la mañana ,antes de bañarte, antes de pasar a la azotea, durante el baño e inmediatamente después del baño. Tener a la mano una toalla o trapo para sacudirte intermitentemente, para alejar las jejenas hembras que son las chupa-sangre, aplicarte en las ronchas, mentolado para la piquiña sobre todo de las piernas que es donde más sabrosa les sabe la sangre; o crema a base de concha de nácar para aclarar los mil lunares negros, que aparecen después de cada cicatriz, dibujados sobre todo en tus brazos y piernas. Protegerte usando pantalón, te asas por el calor, sino lo usas, te comen los mosquitos. Tu eliges. Yo elegí, ir con menos frecuencia a visitar a mi familia. De pequeña tuve elección, fui la comidilla, de los mosquitos, que cuando llegaba a pasar mis vacaciones, se reunían a hacer fiesta; yo era el banquete.

Ni las cucarachas que andan por los rincones de la casa de madera, ni las lagartijas que vigilan desde las paredes de madera, ni los ratones que se reproducen debajo de los pisos de la casa de madera, ni las moscas que revolotean antes del almuerzo, logran espantarme, hasta sacarme corriendo como estos seres animales, plagas que por lo pequeñas, sólo  logro mandarles el zarpazo, con toda la gana de la palma de mi mano extendida. No lograba matarlo, pero el dolor que me quedaba en la piel, alcanzaba para los dos. Crecí y supe que cuando se sentía la picazón jején, no es como el zancudo, que se prende a chupar sangre, como aguja en un centro de donación ; no, el jején pica y se va, la pápula que deja queda adormecida por un ratito, luego viene la picazón. Muchas veces me desperté propiciándole una cachetada a mis mejillas, con mis propias manos. El jején al extraer la sangre, usa sus piezas bucales para chupar la sangre acumulada en el sitio de la herida. Quién los parió?.

Afortunadamente mi melanina, no me alcanzó para ser piel queloide, una especie de enfermedad de la piel negra, que no ayuda a cicatrizar con éxito las heridas. La huella es protuberantemente visible.

Hasta la fecha,estos maléficos y crueles insectos no han disminuido su producción y menos desaparecido, ahí siguen chupándome la sangre. Protegerte usando pantalón, te asa el calor, sino lo usas, te comen los mosquitos. Tu eliges. Yo elegí, ir con menos frecuencia a visitar a mi familia. De pequeña no hay elección por supuesto, o vas o te llevan. Los mosquitos te sacan corriendo.


DOMADO CRESPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora