DOMADO CRESPO

Toyo

Mi abuela Licenia llegaba del mercado, cargando con orgullo su canasto abundante , colocaba en el mesón de madera la olla de aluminio Imusa brillante, que colgaba en uno de los clavos, puestos para este fin, en la pared de madera. El Toyo,(una especie de tiburón, posee escamas) de un metro con veinte centímetros de largo, suficiente  pal' sancocho de pescao, que alcanzaba para ella, el abuelo Agustín Candelo, sus seis hijos, los nietos que llegaran de visita, más los vecinos que se aparecieran a la hora del almuerzo, había que consumirlo todo, en la casa de madera II, no había nevera, ni congelador;en tierra caliente, el pescao no se puede dejar para el otro día, porque se magra, hasta volverse tóxico . Mientras la olla en el fogón de petróleo hervía, mi abuela Licenia lavaba y condimentaba el Toyo en la azotea, que es el patio-solar de las casas de madera en el puerto. Este era otro de los platos favoritos de mi abuelo Agustín; pescao en el plato, este era su plato favorito.

En la azotea no había alberga , había que realizar las labores en los tablones de madera que formaban la azotea , El agua subía por el acueducto a los estanques y bajaba del lavadero de madera por una guadua partida por la mitad que hacía las veces de desagüe. La posición que mi abuela Licenia asumía para pelar el pescao la llevo en mi mente, como una fotografía. Se agachaba metiendo su larga falda dentro de las piernas abiertas quedando en cuclillas,durante todo el tiempo que duraba esta labor de preparar el plátano, el ñame y el pescao,su nalga quedaba suspendida en el aire. Me sorprendía que no se cansaba, sosteniendo su cuerpo con las piernas tanto tiempo. Descalza, sus zapatos de caucho Panam, los dejaba a un lado, donde no se mojaran, o sino quién se aguantaba el olorcito que proliferaba con el ardiente sol, y no valía talco Mexana que evitara la pecueca. Su sombrero de paja de ala ancha la protegía del sol. Mi abuela blanca en cambio...