3 | start the revenge

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Katherine

La sangre me abandonó y por poco alcanza para irrigar mis pulmones a la hora de respirar en el momento que mi dulce tía deja caer una bomba como esa frente a todos.

Pensé que nada podría desprender esta piel de serpiente que había construido y reforzado con el tiempo, pero siempre toca mudar, ¿no? Y que mejor momento que asimilando el futuro casamiento del que fue el dueño de mi corazón y mi insoportable prima.

Prima que, desde luego, supo lo que sentí por él desde que éramos pequeñas. Fue la primera en enterarse por lo unidas que éramos, pero ella comenzó a sentirse presionada por sus padres por ser la hija perfecta —igual que yo— y nos distanciamos.

Ella por sucumbir y yo por negarme a ser alguien que no soy.

Nunca me sentí más traicionada. La garganta me falló cuando madre me preguntó si estaba bien, porque no lo estaba, pero no podía mostrar debilidad en mi fiesta. Delante de todos, delante de él...

Mi corazón volvió a romperse, por segunda vez y fue todavía más dolorosa que la primera. Sin embargo, ya contaba con la experiencia, y pude sonreír como si nada, hasta parecer alegre por su reciente compromiso. Aplaudir y pretender que esto era una hermosa sorpresa fue el reto personal más difícil de mi vida, porque los ojos de Tom no se apartaban de los míos.

¿Culpabilidad? ¿Vergüenza? ¿Arrepentimiento?

No sabría decir con exactitud lo que me quería transmitir y no quiero que me importe en lo absoluto, de verdad, no quiero. Pero me estaba arrasando con su mirada y yo solo pude guiñarle el ojo con fingida complicidad mientras los aplausos seguían.

Lo siguiente si que pude descifrarlo, fue decepción y tristeza, pues mi gesto reafirmo lo poco que me interesaba su compromiso con Kira.

Y eso es lo que me iba a repetir hasta el final de los tiempos. Fue mi incentivo para superarlo de una vez por todas, la excusa perfecta para sacarlo de mi sistema al fin. No iba a hurgar en lo sospechoso que era lo pronto que sucedió todo.

Porque, a ver, no me jodas. Regresó ayer y ya hoy lo están casando con doña Kira rusa impecable.

Nada, Katherine, nada. Olvídate de tus planes de seducción, venganza, satisfacción o placer, porque esto lo cambia todo.

Esa perra es tu prima y tienes que respetarla, por mucho que no la aguantes.

Lo repito mentalmente como un mantra hasta quedar satisfecha o ochenta por ciento convencida, en lo que todos nos movemos hacia el banquete preparado en nuestro comedor.

Los paparazzi se marchan cuando padre les indica que, lo que viene a continuación, es entre familia y conocidos. Los veo salir por la enorme puerta, captando las últimas imágenes en las que seguro salgo con cara de pocos amigos.

Madre estaba furiosa, pero no por el simple hecho de que mi cumpleaños se convirtió en una fiesta pre-compromiso, sino por la atención por parte de los invitados que recibían mi tía y sobrina en vez de ella.

—Se supone que es tu fiesta y te la están arruinando —Me susurra en voz baja, mientras me siento en la punta de la mesa como habíamos acordado— ¿Y qué pasó que bajaste las escaleras sola?

Tenía razón, no había visto a Enoc. O parece que no me importaba su presencia, pues ahora que lo busco lo ubico sentado en el lateral de la mesa, unos tres lugares antes de llegar a mi.

—No necesito bajar del brazo de nadie, ya te lo dejé claro en su momento y Enoc respetó mi decisión.

Quería clavarme el tenedor en la garganta para dejar esta absurda conversación, cuando Varvara toma asiento al lado de mi padre.

Ilícito | tom kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora