9 | it wasn't real

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Tom.

Kira me traía el desayuno. Mi expresión era de lo más inexplicable. Parecía un completo idiota.

Y lo era, porque imaginar que Katherine y yo nos habíamos besado fue una señal de mi consciencia para ir a terapia de una buena vez.

Al final, resulta que a quien había besado y casi follado era a mi futura esposa. Que bien, así mi papel de buen esposo sería bien recibido, aunque ahora lo que me iba a joder es que ella querría más.

No imagino que tan fuerte me habrán golpeado en la cabeza como para dejarme en ese estado de alucinógeno tan potente, tampoco sentí que fuese irreal. Yo juraría que había besado a Katherine.

Aunque tendría que ver el lado positivo, no la había cagado, porque estaba seguro de que me hubiese arrepentido de haber besado a esa niña.

¿Qué mierda tenía en la cabeza para llegar a hacer algo así?

—¿Cómo te encuentras? —Kira deja la bandeja con el desayuno y algunos fármacos que ni atención les puse.

—Dentro de lo que cabe, bien —Respondo con simpleza.

No podía ni mirarla a la cara sin decirle que la había besado pensando en su prima.

¿Incluso la conversación que tuvimos me la imaginé?

Lo que si era verdad es que estaba en su habitación, así que en parte eso fue real.

—Menos mal. No sabes la angustia que pasé cuando Katherine me llamó —Que la mencionara solo hizo que mi cabeza punzara, ante el dolor y la desilusión.

¿Cuál desilusión Tom?

Dios, de verdad estaba volviéndome loco.

—No entiendo nada de lo que sucedió.

Supe que era Kira en el momento que nos separamos y de la impresión volví a desmayarme hasta despertar hacía cinco minutos.

—Llevas perdiendo la consciencia desde esta mañana —Explica, sentándose a mi lado en el borde de la cama.

—No me acuerdo de nada —Y era cierto, en parte.

—Lo intuí —Dice— Nos hemos estado turnando con mis primas para vigilarte, asegurándonos de que no se enterase nadie más.

Bueno, eso me confundía aún más.

—¿Y por qué estoy en la habitación de Kat? —Casi atropelló las palabras, pero escondo mi nerviosismo y ansiedad por descubrir lo que pasó.

—Ella te trajo, supongo que no supo donde más llevarte —Notaba la molestia en su voz, pero no me importó.

Niego rápidamente y me incorporo con dificultad —Quiero irme.

Ella me detiene, tomándome por los hombros y ejerciendo la mínima fuerza hasta tumbarme de nuevo. Las sábanas olían a ella, a la maldita rusa.

—Todavía no. Bill está al caer y nos ayudará a llevarte a tu casa —Explica.

—¿Qué le dijeron a mi hermano?

—No hizo falta decirle nada, él supo que algo andaba mal en el instante en el que lo llamamos.

Bien, ahora sí que estaba en problemas, porque si alguien era más pesado que mi madre en dar sermones, ese era Bill.

Kira me observa, seguro buscando algún rastro de mi memoria. Sus ojos azul cielo eran hermosos, hipnóticos, pero yo no podía parar de imaginarme los de otra persona y eso era lo que más me jodía.

Ilícito | tom kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora