7 | ¿Dejarías que te diera un beso, Tom?

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Katherine

Aproximadamente habré comido unas diez galletas integrales con tanta fuerza que me dolía la mandíbula.

Primero, porque Kira se sentó justo frente a mi, al lado de Bill, y tuve que aguantar sus miradas desafiantes hacia mí por haberme "supuestamente" sentado junto a su prometido. Segundo, porque también se hallaba mi tía, la versión más insoportable de mi madre. Dos por uno.

Y tercero, porque me tuve que morder la lengua para no montar un espectáculo frente a todos. Simplemente respondía con monosílabos y asentimientos de cabeza cuando madre mencionaba que Enoc y yo formábamos una pareja perfecta, y tía a su vez, decía lo mismo acerca de su hija y el imbécil de Kaulitz.

Bill era en parte mi salvación, porque hacía comentarios chistosos y alivianaba los temas que surgían en el momento. Como el matrimonio, por ejemplo.

—¿Y tú no piensas comprometerte, Katherine? —Como prefije, el interrogatorio acerca de mi futuro inicia, y lo inaugura mi tía oficialmente.

—¡Dios, no! Que castigo... —Murmuro para mis adentros, aunque por la leve risa nasal de Bill, supe que no fui lo suficientemente discreta.

Kira le lanza miradas a Tom que él le devuelve de forma cortés, mientras yo elaboro una respuesta más adecuada antes de que los ojos de madre se conviertan en pistolas de verdad y me acuesten en el ataúd.

Evité mirar a Enoc, porque el tema de aparentar ser mi novio delante de toda esta gente al final le acabaría pasando factura.

—De momento no, sin ofender cariño —Le palmeo la rodilla a mi amigo, recostándome en el brazo que utiliza como respaldo para mi— Siento que soy muy joven todavía para lanzarme a la piscina.

—El compromiso no es cuestión de edad, sino de madurez —Añade con superioridad Kira, como si no tuviésemos la misma edad, cruzándose de piernas y mirando hacia Tom después buscando su apoyo.

—¿Y en tu caso? —Escupo incluso antes de analizar bien mi respuesta.

—¿Hablaron con el abuelo últimamente? —Como no, Varvara cambia de tema para salvar la situación. O al menos intentarlo. Tomando su taza con la infusión, incitando a que hagamos lo mismo.

Evito mirar hacia otra parte que no sea hacia mi progenitora, porque ya intuía que iba a estallar en carcajadas al ver la cara de Bill tratando de contener la suyas.

O la de Kira, que seguramente me estaba asesinando de mil maneras distintas en su retorcida cabeza.

La que me daba curiosidad era la de Tom, porque no era muy fácil mirarlo ahora que estaba siendo juzgado por su futura esposa y por su suegra.

¿Quién lo diría? ¿Está acobardado el gatito ahora?

—Me llamó la mañana de mi cumpleaños y me prometió viajar muy pronto para vernos —Comento.

Siempre fui la consentida del abuelo Dimitri. Muy en el fondo era una caprichosa gracias a él, porque era el único en esta familia sobrante de falsedad que siempre veló por que construyera el futuro que YO anhelase. No el que madre decidiera por mí.

Y eso era otro factor que a Kira y a mi tía descontentaban.

Aunque el abuelo nos amaba por igual, incluso diría que se portó demasiado bien con Kira a pesar de que ella no siempre lo respetó del todo.

—A mi sólo me llama en las fechas importantes —Se queja mi odiosa prima, como si eso le sorprendiera.

—Será porque solo lo buscas cuando te conviene o cuando necesitas dinero —Respondo, con simpleza, aunque estaba segura de que no iba a tomárselo bien.

Ilícito | tom kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora