9- Lluvia

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Sus músculos internos se contrajeron placenteramente, haciéndole temblar una vez más.

Levi devoraba los labios del sacerdote con deseo, sintiéndose desfallecer con ese último gran gemido emitido al unísono. Arqueó su espalda hacía atrás, respirando de forma errática mientras Zeke lo embistió un par de veces más antes de venirse dentro para luego sentir el semen caliente escurrir entre sus piernas. La unión de sus fluidos hacía sentir sus pieles húmedas, viscosas y pecaminosas.

Aquellas eran sensaciones placenteras para Levi y desconocidas para Zeke, quién se removió dentro de él por última vez en su interior acompañado de más gemidos productos del explosivo orgasmo.

Ambos seguían presionando sus caderas sobre la pelvis del otro hasta sentir que sus pieles se fundían siendo uno mismo, con Levi escondiendo su rostro ahogando sus últimos jadeos en el inmaculado y bendito cuello del sacerdote.

Fue inevitable no sentir los ojos pesados producto del esfuerzo físico y de la rotunda ola de emociones. Entonces Levi encontró un confortante lugar para dormir entre los brazos del sacerdote quien lo acunó acariciando su rostro y besándolo con suavidad.




***



Levi nunca supo cuánto tiempo transcurrió, pero cuando despertó Zeke permanecía a su lado y no solo eso, lo limpió mientras dormía y ahora se entretenía observándolo en silencio.

—¿Qué haces? —preguntó Levi, un poco cohibido de pronto.

—Nunca antes te había visto dormir, pensaba que eres como un ángel.

—Ugh, cállate antes de que vomite.

—De verdad lucías como uno, ni siquiera te mueves cuando duermes.

Levi parecía fastidiado por lo sonso que se oía eso y estiró los brazos para desperezarse por completo. Le dolía un poco el cuerpo, pero estaba bien con aquello. Aún era extraño de creer todo lo que sucedió rato atrás.

—Oye, sacerdote.

—Te escucho.

—¿Te sientes mejor ahora?

Zeke asintió, era verdad que desde que despertó en la madrugada se sentía fatal y esa angustia lo acompañó durante gran parte del día.

—Me siento mejor porque estás tú aquí.

—Vuelves a decir algo como eso y te romperé una pierna.

Las malas palabras de Levi no parecían tener el efecto deseado en Zeke quién parecía un cachorro enorme buscando afecto. Levi se sintió extraño cuando ese hombre lo rodeó con sus brazos como si no existiera nada más.

El calor de sus cuerpos nuevamente hizo lo suyo, el corazón de Zeke gritaba porque una parte de él sabía que ya era hora de marcharse y por otro lado, aún estaba deseoso de más.

Lentamente sus cuerpos se acomodaron en la vieja cama. Levi se quedó recostado boca arriba, mientras sus dedos se enredaron en los suaves cabellos del sacerdote que besaba cada parte de su piel con adoración erizando cada centímetro de piel. Todo eso mientras Zeke deslizaba su lengua por esos lugares ya conocidos por él, mordiendo su cuello con suavidad, lamiendo el lóbulo de su oído murmurándole sus más íntimos y profundos deseos en el proceso, provocando miles de choques electrizantes en el cuerpo de Levi quién no podía dejar de jadear alzando sus caderas instintivamente, deseando con angustia tenerlo otra vez dentro suyo.

Luz en la oscuridad [Zevi / Historia completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora