CAPITULO 4

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                                  ↑↑Liam↑↑

Luego de esa discusión con mis padres y de marcharme de casa, me encontraba viajando en un taxi sin dirección alguna. Luego de un rato, recordé que mamá me había inscripto a una de las habitaciones de la residencia —aún cuando me había negado rotundamente a mudarme—, así que decidí ir hacia allá y quedarme ahí hasta que las cosas se tranquilizaran en casa.

Al llegar y pedir la llave de mi habitación, me llevé una sorpresa enorme al entrar al cuarto y ver a Leah en una de las camas que había. Sabía que tendría que compartir habitación con alguien, pero nunca pensé que sería justo con la única persona que no soporto por más de 10 minutos. No me caía mal ni la odiaba, es más, había algo en ella que me seguía llamando la atención, pero vamos, ¿¡Quien puede soportar a Leah por más de 10 minutos sin que le sangren los oídos!?

Me acerqué a ella lentamente y dudaba de si tenía que saludarla o no, pero antes de que pudiera tomar una decisión, ella se paró y largo un chillido al verme entrar.

—¡Asy! Menos mal que tú eres mi compañera de cuarto. Creí que tendría que compartir habitación con alguna rara y tenebrosa chica —¿con alguien raro? ¿Cuántas películas vio esta mujer para pensar eso hoy en día?— pero me alegra que estaré todo el año junto a una de mis mejores amigas.

¿Mejores amigas? ¿Desde cuándo?

—Emm... Leah, ¿Tú que haces aquí? ¿No vivías con tus padres? —traté de cambiar de tema, porque no le diría lo que pensé al escuchar que yo era una de sus "mejores amigas", quien pensaría eso, si nos conocemos hace muy poco y casi no podía soportar su voz cuando se ponía a hablar sin parar... Era tan...agh...me provocaba migraña intentar escuchar todo lo que tenía para decir.

—¿Y tú? Tú también vivías con tus padres, ¿qué pasó? —evito mi pregunta muy rápido. Quiere decir que no quiere hablar de eso

—¿Tú me contarás por qué estás aquí?

—¿Tú lo harías? —¿porque evitaba mis preguntas con otra pregunta? Eso me sacaba de quicio muy rápido

—Okay. Entiendo. No hablaremos de eso entonces, ¿Feliz?

—Me parece la mejor opción —a mí también, porque no quiera que otros supieran que había algo que me molestaba y como en todos los casos, lo que me molestaba era mi familia. Así que decidimos no preguntar sobre el tema y ya.

Empecé a desempacar todo muy rápido y a ordenar las cosas bien en su lugar. Leah por otro lado, era todo un desastre. Se notaba que había llegado mucho antes que yo a ese lugar, pero que no había limpiado desde que llegó. Toda su ropa estaba más en el piso que en su mueble. La cama no estaba hecha y las colchas junto a la almohada estaban tiradas en el suelo. Era un verdadero desastre, tanto que no parecía una habitación, sino más bien un basural. Me molestaba mucho el desorden y las cosas sucias o arrugadas, así que le insistí para que acomodara su lado, pero se negó porque decía que estaba muy cansada, ¿¡Cansada de qué!? ¿¡De ver cuántas moscas pueden entrar y comer la basura que deja tirada en el piso!? Cómo seguí insistiendo, tuvo que levantarse y acomodar un poco. No hizo mucha diferencia realmente, así que decidí limpiar yo misma toda la habitación, porque si seguía viendo todo ese desorden, me iba a dar un ataque de nervios.

—Vamos a poner reglas Leah, así podremos convivir en paz y no te asfixiaré mientras duermes por él estres que me produces con tu mugre. —ella parecía poco interesada, pero me dio igual. Yo no viviría en un rancho como un cerdo mal cuidado

—Bien. Bien. ¿Pero es tan necesario? ¿Qué tiene de malo cómo está todo ahora?

—Ay no, ¿Lo preguntas en serio? —levante una ceja y la fulmine con la mirada— Leah acá parece que criamos a animales salvajes, sin mencionar el olor que larga tu mugre, parece como si alguien hubiera muerto hace una semana allí —mi paciencia estaba llegando a su límite y ella no ayudaba mucho que digamos. Podía sentir como me hervía la sangre al ver qué no le importaba vivir como vagabunda

Un amor. Dos adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora