↑↑Yenna↑↑
El exámen no estuvo tan mal —no sabía nada, pero le copié todo a Leah en el último momento—. Esperaba que el profesor no se diera cuenta todavía de que soy un desastre para los estudios; quiero fingir que soy estudiosa y una buena alumna.
Esa no te la crees ni tú misma.
Bueno, como sea. Puedo decirle que en donde vivía antes las clases no eran tan avanzadas.
Leah y Yenna me estaban esperando fuera del salón para ir a tomar algo caliente —a pesar de que les dije que no quiera salir por nada del mundo—, porque el día estaba muy fresco —demasiado para mi gusto, la verdad.
Fuimos a la cafetería de la universidad. Yo pedí un café amargo y ellas pidieron un té. Las tres nos sentamos en uno de los asientos que se encontraba bajo el sol a las afueras. Nos quedamos solo por una hora, antes de que el sol se ocultara tras el edificio de la universidad.
Estábamos por volver al salón, cuando de pronto me suena el móvil. No podía creer quien era la persona que me estaba llamando. Era Anna, sí, Anna me estaba llamando; esa misma que no respondía ni mis mensajes ni llamadas. Esa misma persona que creí que se la habían llevado para el otro mundo porque no daba señales de vida alguna —tuve que contestar, aunque no tenía muchas ganas de hacerlo en ese momento—; pero bueno, no es como que la fuera a ignorar ahora que por fin se había comunicado conmigo.
—Ho...
—¿¡Estás libre ahora!? —me corto de inmediato con un tono desesperado y algo aterrado.
—Yo también me alegro de escucharte —dije sarcásticamente con una sonrisa—. Estoy libre ahora, ¿Qué pasó?
—Se trata de... eso... tú sabes... ¡Eso! —Bien, sí sabía de lo que hablaba.
—Creí que no volveríamos a mencionar el tema nunca. Jamás —mi semblante cambio por completo y soné más fría que de costumbre.
—Sé que no te gusta hablar sobre... bueno, eso. Pero tengo malas noticias. Verás... —Me estaba sacando de quicio porque daba muchas vueltas.
—¡Habla de una jodida vez, no tengo tiempo para este tipo de conversación!... No ahora —le grité sin darme cuenta que lo había hecho tan fuerte. Por lo menos eso hizo que dejara de parlotear tonterías.
Silencio.
—¿Y? —pregunté al no oírla otra vez.
—Ella volvió —respondió luego, con una voz preocupada—. Y no solo eso, sino que se está juntando con Max, y sabes lo que pasa si quiere que alguien haga lo que ella quiere. —No pude responderle nada por unos segundos. Estaba completamente fuera de mis opciones que eso fuera lo que quería decirme.
—¿Asya? —preguntó al darse cuenta de que yo no decía absolutamente nada.
—¿Ella... intentó hacer... ya sabes... eso? Y no me mientas ni creas que se merece que la defiendas con excusas; así que sé directa y dime lo que sabes.
—Bueno, no la he visto intentando nada raro todavía, pero... bueno, yo creo que sería mejor que...
—¡No!. —La corte cuando supe lo que estaba a punto de decir.
—Pero...
—¡No! —repetí, está vez con más enojo que antes.
—Pero tenemos que hacer algo o decirle a alguien. Podemos decirle a la policía, o a nuestros padres...
—JA. ¿Y qué les decimos? Señor policía, quiero acusar a alguien por violación, pero no tengo pruebas que lo comprueben... pero como es policía me va a creer, ¿verdad? —ironice casi con lágrimas en los ojos. Yo no soy de llorar ni nada, pero odiaba tanto hablar de 'eso'. Se me hacía un nudo en la garganta cada vez que lo recordaba; ni hablar de cuando quería contárselo a alguien más.
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Un amor. Dos adiós
Teen FictionAsya es una joven de mente abierta pero de corazón muy cerrado. Ya que la vida le ha dado solo malos recuerdos y experiencias muy crueles. Está egoísta y cruel muchacha está decidida a no dejar que nadie entre en su cabeza y mucho menos...en su cora...