CAPÍTULO 9

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                                               ↑↑Alex↑↑

Quedé en shock al verla parada frente a mí, sus ojos parecían tan cansados, como si no hubiera dormido bien en mucho tiempo. Tenía la mirada pérdida, pero a su vez puesta en mí, ¿Que hacía aquí? ¿No le bastó todo lo que me hizo la última vez? ¿Acaso quería confirmar si pude seguir sin ella, es eso? No importaba cuantas vueltas le diera, nada me decía por qué estaba frente a mí otra vez.

—¿Qué quieres? —clave mis ojos en los suyos. Los míos mostraban una ira incontenible y mucho dolor, en los suyos se reflejaba una pena muy profunda

—A-ass...

—Ya te he dicho que no me llames así —me cruce de brazos, mientras que ella solo temblaba

—L-lo sien...to, yo solo quería... Verte —no dejaba de temblar y eso me ponía los nervios de punta

—Pues, misión cumplida, adiós —puso su pie para evitar que pudiera cerrar la puerta y eso solo me hizo enojar más— ¡¿Estás loca?! ¡Pude haberte lastimado!

—Sé que sin importar cuánto me llegarás a odiar, no me lastimarías, no serías capaz —por más que quise decir algo, no pude. Ella tenía razón, no importaba cuánto llegara a despreciarla, nunca podría herirla, al menos, no a ella.

—¡No hables como si me conocieras! —sentí como se me apretujaba el pecho, me dolía que tuviera razón y aún así no poder hacer nada para cambiarlo, así de especial es para mí y no me di cuenta hasta ahora

—As... Asya, solo déjame decirte algo, si luego de que me escuches, sigues odiándome y no me quieres ver, lo entenderé y me iré para siempre de tu vida —sujeto mis manos con un poco de fuerzas, las suyas estaban congeladas y ahora podía entender por qué no dejaba de temblar

—Aaah —suspire un momento y decidí escucharla— Está será la última vez que te escucho, así que no me hagas perder el tiempo

—¡S-si! —cuando estaba a punto de empezar, pude ver cómo caía sobre mí. Entre en pánico, así que toque su frente y está volando de fiebre, su cuerpo está hecho un hielo

—¡O-oye! ¡Anna! ¿Que demonios te paso? —intente que se despertara, pero era inútil. Menos mal que Isaac acababa de llegar y me ayudó a entrar con Anna.

La observé un buen rato mientras dormía, estaba más delgada, muy pálida y con unas enormes ojeras, ¿Que habrá estado haciendo, para terminar en este estado?

—Si sigues mirándola así, se te caerán los ojos —bromeo Isaac, pero a mí no me causo mucha gracia, de igual forma me reí un poco incómoda

—Es que intento analizar todos los posibles hechos que hicieron que ella acabará así, pero aún no logro encontrar alguno que me convenza

—¿Analizar? ¿Hechos? ¿Acaso eres una detective en cubierto y no lo sabía?

—Ahí muchas cosas que no sabes de mí aún. Así que no te sorprendas si un día viene la NASA y te preguntan por mí —le guiñe un ojo y volví a concentrarme en Anna

—Creo que eres más interesante de lo que esperaba —susurro

—¿Has dicho algo?

—No. Todo bien —me sonrió, con esa perfecta y molesta sonrisa suya y me dio una taza con café en ella

—¿Okay? —me le quede viendo un momento antes de que se buscará una silla y se sentará a mi lado

—¿Y me dirías que hace esta chica, desmayada y casi muerta, en tu cuarto?

Un amor. Dos adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora