↑↑Anna↑↑
Las horas pasaban y no había señales de Leah por ningún lado. Supuse que le estaba yendo de maravilla, si ni un mensaje me enviaba.
¿Pero por qué estoy pendiente a ella? No es como si fuera a mudarse así de la nada por conocer a alguien.
Ya eran pasadas las doce, así que decidí acostarme y dejar de esperarla. Me dormí muy rápido, ya que había estado limpiando y estudiando todo el día —aun que no entendía nada—. Cuando sentía que por fin entraba al mejor sueño de mi vida, alguien abre con mucha fuerza la puerta, cerrándola de igual forma. Por el susto, me levanto de un salto y prendo la luz de mi lámpara a toda velocidad creyendo que alguien se metió a robar, pero cuando logro ubicar a la persona ruidosa, descubrí que era Leah, llorando a mares y con una mirada de terror total.
—¿Oye...Estás...-
—¡No! No estoy bien. No estoy nada bien
—¿Y quieres...?
—¡No quiero hablar de eso!
—Mmm... entiendo. Hasta mañana —volví a acostarme, era raro ver a Leah tan cayada. Por lo general, hablaba hasta por los codos. Algo realmente malo tuvo que pasar, pero no es mi proble...-
—Intentó...propasarse conmigo —dijo con dificultad
—...¿Qué has dicho? —mi voz se profundizó y mis ojos buscaron los suyos en busca de explicaciones
—Él... Al principio todo iba de maravilla, —ya me lo imaginaba, pero no sé por qué de todas formas me molesta escucharlo de ella— luego...me di-dijo que quería salir a caminar un poco para bajar la comida, acepte por qué creí que era buena idea, pero cuando comenzamos a caminar... él me empezó a guiar por un callejón muy oscuro y sin gente, o eso creía... Pero resulta que estaba lleno de hombres borrachos y con poca ropa encima, —se desplomó por el suelo y su cabeza quedó apoyada contra la puerta— entonces cuando quise salir de ahí, él me empujó contra la pared...y... Entonces él intentó... Pero no me deje y fue entonces cuando unos señores vinieron a ayudarme cuando escucharon mis gritos, yo no pude...no pude hacer nada —empezó a llorar cada vez más y se llevó las manos a su cabello y lo jalaba una y otra vez, cada vez más fuerte— ¡ca-casi me violan y todo fue por mi estúpida culpa!... Soy una idiota, una inútil, soy tan débil que no pude ni defenderme a mí misma —su mirada se encontraba pérdida, no parecía recordar que yo estuviera con ella— soy... Soy... Soy una...
—Tú eres una víctima —separo sus manos de su cabello y la jalo hacia mí, haciendo que su cabeza quede entre mi hombro y mi pecho. Suelto sus manos ligeramente y la abrazo suavemente.
No soporto el contacto físico de otras personas y mucho menos me gusta tocar a la gente, pero verla así, en ese estado, solo me hizo verme a mí misma hace tanto tiempo. Puede que yo haya estado peor, pero igual es horrible pasar por algo como eso.
Sé que no es mi problema, tampoco son asuntos en los que quiera meterme, porque sé que nunca trae nada bueno meterse en la vida de otros, pero...no sé por qué me dolía tanto el pecho al ver a Leah en ese estado. Me recordó tanto a mí, que empezó a dolerme el estómago como lo hacía antes cada vez que alguien me tocaba, me empezó a doler la cabeza de solo pensar en el pasado y ni hablar de la ira incontenible que estaba empezando a sentir sin ninguna razón.
—Tú solo eres una víctima aquí, ni más ni menos. Quien tiene que estar sintiendo todo esto, es ese idiota, no tú. Así que vuelve en sí y demandalo en este preciso instante —seguía abrazándola con mucho cuidado y paciencia
—¿En-en serio lo crees? —froto su cabeza ligeramente contra mi pecho, haciendo que me dé un pequeño escalofrío por la espalda
—¿Qué cosa? ¿Qué eres una víctima o que tienes que denunciarlo?
ESTÁS LEYENDO
Un amor. Dos adiós
Teen FictionAsya es una joven de mente abierta pero de corazón muy cerrado. Ya que la vida le ha dado solo malos recuerdos y experiencias muy crueles. Está egoísta y cruel muchacha está decidida a no dejar que nadie entre en su cabeza y mucho menos...en su cora...