| 24 | Un sueño

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Se sentía volar en aquella oscuridad, no sabía que pasaba pero su cuerpo no respondía.

Quería hablar o mover alguna extremidad pero no podía.

Y de un momento a otro una luz se divisó ante los ojos del pequeño Jay, mientras intentaba saber que era lo que había más allá de esa iluminación que tenía en frente.

Cuando la luz blanca y resplandeciente segó sus ojos, se vio a si mismo en un espejo de cuerpo completo, pero había algo raro en aquel reflejo.

Su cuerpo no era de el, entre aquel enorme vidro, estaba un chico que media casi de la altura del espejo, era fornido y guapo. Su cabello era de color negro con unas mechitas cafes, además lo curioso es que vestía un elegante traje de color blanco con un chaleco azul marino, parecido al de un príncipe pues tenía detalles y joyas en algunas partes doradas.

Aquel chico se movía acomodando el pequeño moño que adornaba la parte de su cuello y no entendía nada pues no podía moverse estando entre aquel chico.

Cuando se movió más en el espacio donde estaba, se vio en una habitación extremadamente enorme, pero su estructura le parecía un poco antigua.

Había en medio un enorme cama que estaba perfectamente tendida, junto con una especie de decorado de madera por arriba de esta, que caían unas cortinas de color blanco, asiendo juego con la decoración.

Demás de que habían varias cosas que el desconocía y lo único que apreciaba era las cosas que aquel chico llevaba y buscaba de un lado a otro.

En eso la puerta enorme que se encontraba en aquella habitación fue tocada y una voz profunda dijo una afirmación de poder pasar.

Entonces un chico de cabello semi rubio apareció entre aquella estuentosa puerta.

Vestía un traje completamente blanco de la parte superior y la parte de abajo era azul celeste. Su cabello estaba peinado hacia atrás dejando algunos mechones de cabello rubio cayendo por su frente, al igual que el cuerpo que se sentía suyo, tenía bonitos arreglos dorados y unas botas negras hasta sus rodillas resonanban contra el suelo brillante de la habitación. Parecía muy alegre pues sus ojos de color almendra desprendía bastante alegría.

— ¡Jay Hyung! - se acercó el chico llamándolo por su nombre, ahora que lo veía mejor tenía cierto parecido con su hermanito - Ya es hora y eres el único que faltaba. Vamos, vamos.

— Espera que tome el obsequio, Sunoo - dijo el mismo, sin pensar aquello, ahora que lo pensaba bien, todo lo que indicaba era que estaba dentro de aquel cuerpo que al parecer era como una especie de su yo mayor y el Sunoo que tenía enfrente era la versión adulta de su hermanito -

— Pero rápido Hyung - Y salió de aquella enorme habitación -

Tras el rubio siguió el, que al cruzar la enorme puerta con detalles en la madera. Se encontró a dos personas con las mismas ropas y con espadas y lanzas en cada mano, suponía que eran guardias al ver lo tensos que se pusieron al verlo y la reverencia que hicieron.

Al parecer era un lugar extremadamente lujoso, pues encontraba un sin fin de decoraciones por los pasillos que atravesaba, como pinturas, jarrones, floreros y demás cosas.

Después siguió caminando sin saber a donde iba, pero su yo mayor parecía conocer muy bien el camino que deba algunas vueltas al final de los pasillos, hasta llegar al frente de una puerta más grande y decorada que de la que había salido. En esta se encontraban dos guardias a cada lado de los extremos de la puerta y al igual que los que vio primero, estos lo reverenciaron para abrirle la puerta.

Estos mismos le abrieron las dos puertas de madera decorada para dejar ver una habitación más grande que la de el y se sorprendió al ver a todos sus hermanitos en el mismo lugar todos muy mayores y muy elegantes.

¡Un Papá Para Todos! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora