#15 ❝ PAPARAZZI ❞

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Liv y Nica chismoseaban con cada celular en mano. La tarde no había sido muy productiva en un día cualquiera para mí, escuchar algunas melodías de la sala de ensayo era cada vez más concurrente pero fácilmente podría acostumbrarme a ello.

Victoria siempre salía del estudio para coger un vaso de agua y de paso charlar conmigo, aunque esta vez fue totalmente diferente.

— Marlena, ¿Tú y Ethan confirmaron su relación? -preguntó incrédula.

— ¿Qué? No -le dije- ¿Por qué? Si nisiquiera es algo demasiado serio.

— ¿Cómo que no es serio? -suspiró frustrada.

— Créeme que no lo es, pensarás que ha pasado un tiempo pero no es demasiado como para poder llevar en un futuro una relación a distancia ¿No crees? -le pregunté.

— Es que son muchas cosas pero, no queda nada para todo -sonrió.

— Lo sé -confesé asustada- se siente todo tan distinto a la primera vez, creo que nunca más volveré al primer concierto que asistí junto a Nica, yo adoro esa chica.

— Y ahora un chico, un baterista te adora -rió- pero volviendo al tema -su expresión estaba seriamente cautelosa- ¿No viste los foros de Internet? ¿Alguna red social que te han mencionado?.

— Umh, la verdad es que no -miré a mi alrededor- si desde luego mi celular no lo tengo a mano.

Las dos chicas que hablaban y chillaban de emoción se acercaron al ver mis movimientos, así que se interesaron en la conversación tan solo en el momento en el que Ethan salió acalorado del estudio.

No podía negar que Ethan era demasiado atractivo, cada que veía su forma apasionada de tocar y salir extasiado de su propio aroma corporal mientras tomaba su cabello húmedo para evitar la molestia en su rostro, era como si de alguna manera me sentía afortunada de tener los ojos en él. Y claro, era obvio que al momento de salir a la única dirección que marcaban sus pupilas eran a mi rostro y así surgía un recorrido de pies a cabeza sobre mí.

— Vivan los novios !! -saltó la hermana de Vic al ver la presencia del baterista.

— Nica, creo que todavía no lo saben -musitó Olivia mientras me miraba, estaba claro que ella estaba desesperada por contármelo pero de alguna otra manera al verme con Vic no quería interrumpir una conversación importante.

Alguien bajaba de las escaleras mientras sacaba un cigarrillo. Todos miramos a esa dirección y Thomas se sobresaltó ante su propia disociación.

— ¿Qué pasa? -se acercó a nosotros para estar al lado de mi roomie de Grecia.

— Pues -Olivia lo miró y luego pasó su mirada hacía mí.

— Ethan Torchio, el baterista de Måneskin -Nica apuntó hacia la dirección- esta en una relación recientemente.

Ella mostró la pantalla de su celular ante nosotros y Ethan de inmediato acercó su cuerpo al mío ya que en mis manos estaba la noticia pública.

Aquella foto era reciente, al término del día anterior en donde soltaba mis comprar que él llevaba se daba el tiempo para besarme. Me mordí los labios al ver que los demás nos miraban de manera especial y sin pensarlo sonreí para ocultarme en el cuerpo de Ethan quién también reía conmigo y en menos de unos segundos besaba mi cabello con amor mientras acariciaba mi cintura.

— ¿Y ahora que va a pasar con ustedes? -se escuchó la voz de Damiano.

Miré al chico en el que estaba en sus brazos y me pregunté los mismo que él y que todos los demás.

— ¿Y la gira?

— Se tiene que hacer, es obvio -confesé.

— Pero estarás sola y... -dijo el baterista.

— Sí pero tengo trabajo para mi universidad, tendré que volver -lo miré algo desmotivada.

— En la hermosa "catástrofe" que se ha metido mi amiguita -Victoria se acercó a mí para abrazarme.

— ¿Pero podrás con ello? -dijo ÉL.

— Umh... -¿a qué se refería? pensé pero asentí sin más la cabeza.

Sentí su frustración salir de sus poros otra vez, tomó mi mano y jaló de ella para llevarme al balcón donde no había nadie más que nosotros dos. No me soltó la mano y después de que yo haya suspirado me besó en los labios de una manera lenta y suave, sin apuros, como si toda caricia danzaba ante mi piel sensible y de color carmesí.

Todo era para un ambiente sincero ante la tarde que caía rápidamente mas en mí ya podía escuchar sus palabras luego de terminar aquel acto.

— Marlena, desde siempre he querido hacer esto sin ningún miedo.

— ¿Pero qué dirán los demás? parece que las baquetas nunca llegaron a mí por accidente -bajé la guardia para pensar.

— E' questo che ti complica?! -me tomó de los hombros.

— Certo che sì, mi piaci molto e già te ne vai -alcé la voz a su mismo tono exagerando el acento, como si todo esto me frustrara- Sei incredibile... le vacanze sono finite.

Ví como entró en busca de algo de inmediato, su teléfono estaba en mis manos y con las palmas cubrió la parte de arriba de la pantalla que estaba apagada, no entendía nada de lo que estaba sucediendo.

— Que esos paparazzis sepan que también tengo tu número de teléfono, que te tengo agendada de manera especial y que durante la gira en ningún momento dejarás de ser la primera en la lista de mis chats -confesó- Solo... no te pido más que tu contacto.

Tomé aquel aparato con mejillas sonrojadas, su voz soltaba las cosas sin pensar pero era maravilloso como lo decía de una manera conscisa ante mí.

Los demás volvían a desaparecer cuando estaba con Ethan y lo único que estaba en mi mente, aparte de él, eran todos los compases de mi corazón resonando en contacto con su cuerpo.

(. . .)

Las sábanas blancas y estiradas de la habitación del baterista de un momento a otro cambiaron a unas desordenadas, en donde el desenfreno entre su cabello y mis pestañas deseosas ante la situación no se distinguían y solo encagaban en el tiempo justo que debía ocurrir. No sabía nada, solo sabía que, este chico me estaba haciendo perder cordura que poco aguantaba al estar cerca de él, y mucho menos podía aguantarlo entremedio de nuestros cuerpo que se ondulaban tanto que, en pequeños destellos que salían como lágrimas, nuestras bocas paraban su roce para murmurar lo inentendible.

— Non saprai mai che sarò sempre lì per amarti -susurró aquello en mi oído.

Esas palabras fueron suficientes para sentirme satisfecha mientras estaba en mi interior y los movimientos de sus dedos firmes se agilizaban, la puerta estaba segura y con aquella misma seguridad me rendí ante su cuerpo que estaba descansando sobre mí.

— Sei una donna molto bella per essere così stretta -confesó extrañado.

Podría tener veintitantos años pero nunca, nisiquiera a alguien del pasado más preciado, lo había hecho partícipe de tal festín en el que ahora mismo me estaba ahogando entre los brazos de un músico experto.

— È perché sono vergine, stupido -le dije entrecortada.

— Glorioso! -se felicitó al haberme hecho caer ante sus sutiles encantos.

Me sentía acalorada y estaba empapada en su amor pero, ¿Quién era el afortunado o afortunada en esta situación?

― E prometti domani a tuttu parlerai di me -esa frase salió al mismo tiempo entre suspiros profundos.

Y sonreí con ansias al ver su rostro con los ojos brillantes ante mi cuerpo para abrazarme y cuidarme durante la noche entre las sábanas con el aroma de su piel.

AMARTI | Ethan TorchioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora