#13 ❝ LA NOTTE BIANCA ❞

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Sus labios bailaban sobre los míos tratándolo con tal dulzura que me derretía ante el contacto de nuestras bocas que vacilaban por continuar. Su cabello largo se acomodaba por sobre sus hombros y mis brazos solo alcanzaban a acariciar su mejilla para hacerle sentir que todo estaba bien.

Nos separamos y Ethan me miró al acomodarme normalmente, sus ojos no eran iguales a los de antes, sin duda estos brillaban más y al verlo de esa manera, sonreí.

— Ethan -me miró con atención- Non vedo l'ora di amarti a Roma -murmuré.

Él tomó mi mano al ver que ya habíamos acabado, sacó un par de billetes en la mesa y avisó al joven más cercano que lo que sobrara de la cuenta se lo quede.

— E allora prendi la mia mano, bella señorita -dijo lo último en un tono italiano y sonreí al estar a su lado.

Había un silencio cómodo cuando manejaba así que aproveché el tiempo para observar por la ventana los yates que estaban acomodados en una orilla del mar. Las familias y amigos caminaban sobre una arena muy suave a distancia y los pequeños bares libres estaban ya ordenando todo para atender a los demás.
Damiano marcó en la pantalla del teléfono de Ethan y dejó que pudiera contestar, siempre que manejaba estaba concentrado en hacerlo bien y como se debe.

— Hola? -musité.

— Eth- espera... -pausó- Marlena?

— Sí -admití.

— Oh, están juntos -escuché como su voz iba en dirección a otra persona.

— ¿Está todo bien? -le pregunté.

— Sí sí. ¿Qué andan haciendo?

— Umh... ahora vamos a la costa porque Eth me invitó a la notte bianca -le dije- ¿Tú también vienes con los demás?

— Oh sí, todos vamos para allá.

— Grandioso! -sonreí mientra miraba al chico conducir.

Y en un par de minutos ya habíamos cortado con el cantante porque ya iba a arreglarse para bajar a disfrutar de la compañía.

Al estacionar el auto, él bajó rápidamente para abrir mi puerta y tomó mi mano para salir de aquel asiento de copiloto, acepté y seguimos caminando hacía la arena.

Vestía cómodo, con una camisa delgada blanca y un pantalón del mismo color. En su muñeca había un par de bandas elásticas para peinar su cabello.

— Eso daña tu cabello -le llamé la atención al ver como soltaba mi mano para hacerse un rodete.

— Oh, nunca pensé en eso -soltó impresionado- ¿Y qué crees que debería usar, carina?

— Deberías ocupar algo como -empecé a buscar en mi bolso- esto!

Señalé el objeto que había sacado, era un scrunchie de encaje que siempre llevaba conmigo y era perfecto para la ocasión porque el color era el mismo para esta noche.

Lo rodée con facilidad para tomar su largo cabello oscuro y salvaje, y enredarlo entre mis dedos hasta formar un rodete bajo. Al terminar me acerqué a su rostro y besé su mejilla para hacerle saber que ya estaba listo pero no me dejó ni mirarlo devuelta cuando este tomó mis labios rápidamente para besarme sin pudor alguno, no era algo propio de hacerlo en un lugar más abierto que una cafetería pero sabía que podía acostumbrarme a ello.

Tomó mi mano devuelta y me guió hacia la arena. Esperó a que me quitara los tacones y él también hizo lo mismo con sus zapatos impecables.

Las luces que se veían alrededor eran fascinantes, era un espacio tan vivo que creí estar en una de esas sesiones exhaustivas en donde la cámara y el flash guardaba cada movimiento que hacía. Sin embargo esta no era exhaustiva, era sino más bien un lugar para desconectarme de ello y centrarme en mis amigos y en los sueños de cada uno. No pasaron muchos minutos en donde un par de chicas se acercaban a Ethan para pedirles foto y preguntarle quién era yo, él me miraba para obtener respuesta pero siempre llegó a decir: "¿No es obvio?" mientras entrelazaba sus dedos en los míos y reconfortaba mis manos con una sonrisa abierta de mi parte.

La arena comenzó a llenarse y con ello también llegaban poco a poco los chicos de la banda de Ethan y mis amigas.

— Hola! -Victoria fue la primera en llegar corriendo junto con su hermana.

— Qué hermosa te ves Lena -soltó Nica para abrazarme mientras Vic saludaba a Ethan y esta le golpeaba y chillaba de felicidad, era segurísimo que ya le había contado algo de lo de hoy.

— ¿Y Liv? -pregunté.

— Con Thomas -las hermanas soltaron a la vez.

— Eso sí que era fácil de adivinar -rió el único chico mientras me miraba de manera obvia.

— Pero ya viene -La menor musitó- por allí -apuntó.

Olivia y Thomas caminaban juntos pero no se tomaban de la mano, sino que, como siempre, ella estaba del gancho de él como lo hacía con cualquiera. Apenas llegó no saludo y Thomas avisó que había traído un par de tragos.

— Hey, ¿Trajeron traje de baño? -preguntó Vic emocionada por meterse en algún momento de la noche.

— No, pero es demasiado temprano. ¿No crees? -dijo mi roomie confusa.

— Nunca es demasiado temprano -soltó firme.

— Esa frase ni siquiera existe -rió Thomas y recibío un codazo de parte de la rubia- Ouch! agresiva -la calificó y esta la miró mal para volver a ignorarlo.

— Bueno, el tema es -sonrió- que les compré hermosos bikinis. Así que no podrán negarse a mostrar su bello cuerpo y disfrutar de la sal del mar -sonrió con picardía.

Olivia se acercó y tomó uno de color blanco de encaje mientras que Vic mostraba el suyo con detalles transparentes y Nica llevaba puesto uno de seda.

Ethan se acercó por detrás de mí y me susurró en mi cuello: "Te verías hermosa con ese" y bastó para decir eso y acariciar mis brazos para que mi corazón lata de una manera especial.

El bikini era de un tono perlado que fácilmente hacía lucir mis atributos, estaba avergonzada porque Victoria era la única que sabía que tenía un piercing allí ya que lo habíamos hecho juntas como una promesa juvenil de nuestra amistad.

Olivia se acercó y sin poder creerlo preguntó por eso, Thomas y Ethan estaban conversando pero al escucharla decir eso en voz alta se acercaron por curiosidad a los demás del grupo pero no tuvieron ni tiempo de pasar desapercibidos porque alguien me giró y me abrazó como nunca.

— Mi Marlena preciosa ¿Cómo has estado? -soltó una voz femenina mientras Damiano saludaba a los demás como de costumbre.

— Gigi! tanto tiempo -solté al ver su rostro risueño y maquillado- he estado bien, ¿Y tú, mi prima favorita?

— Sabes que soy la única -musitó- pero bien aunque algo ocupada en mis trabajos -pausó mirando a los demás- espero que a tí igual te esté lleno bien, por lo que me doy cuenta...

Sonreí y dejé que saludara a los demás para que de igual manera, su pareja lo hiciera conmigo. Besó mi rostro y se alejó con una sonrisa agradecida por nuestra conversación de hace unos días anteriores.

Todos giramos nuestros cuerpos hacia el escenario y sin pensarlo demasiado por la emoción, tomé la mano de Ethan para caminar hasta allí. La música era espectacular y cada uno de nosotros estaba en su mundo.

Mi cuerpo vibraba al igual que el concierto que había asistido anteriormente, los brazos de Ethan me protegían de la multitud y noté por mucho tiempo que acercaba su rostro hacia mi cabello para disfrutar del aroma de este.

— Oye, ni siquiera estás viendo hacía allá -apunté hacía adelante.

— Es que mientras todos están mirando una de las cosas que me apasionan, yo te estoy viendo a tí -pausó para mirar hacia todos lados- y tú, Marlena, me interesas -sonrió.

Sin dudarlo me acerqué más a su cuerpo y lo dude en abrazarlo.
El contacto de mi piel con la suya era extraordinariamente electrizante, su rostro sonreía con el mío y con el ambiente, la calidez de su cuerpo me arrullaban.

— Me gustas -pausó- demasiado, Marlena.

— ¿En serio? -susurré- A mí igual me gustas, Ethan.

AMARTI | Ethan TorchioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora