Capitulo 11

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Samanta asintió y sin dejarle decir una sola palabra más, este hombre la cargó como si de un delicado Ángel se tratara y entró con ella en brazos a la mansión mientras Verónica y Lucy lo miraban impactadas.

Obviamente Samantha no se refería a esto cuando indicó que la llevaran hasta sus aposentos e intentó bajarse de los brazos de ese hombre para poder caminar, porque esta situación la avergonzaba hasta no más poder.

—¡Ahh! ¿Qué es esto? por favor déjeme, yo puedo caminar perfectamente bien, no hace falta que me cargue esto es un abuso de mi parte —Habló totalmente apenada con la situación y Dimitri no iba a dejarla caminar.

No quería dejarla hacerlo en ese estado y aparte dentro de el salió un instinto de protegerla que desconocía motivo, pero esto lo hacía feliz a él y a su lobo por algún extraño motivo.

Su lobo rugía en su cabeza con la idea de dejarla caminar y sus heridas le preocupaban a tal grado de que no dejaba de dar vueltas.

—No, no podría hacerlo... No te dejaré caminar. Por favor entiende, quiero llevarte hacia mis aposentos y que te sientas cómoda y desde el día de hoy serán tus aposentos también, solo quiero que descanses y te puedas recuperar, no quiero ver tus heridas quiero verte sana.

Si eso era humanamente posible su corazón latía más rápido aún, sus mejillas tan roja que parecía que tuviera una fiebre de cuarenta grados, y una sonrisa temblorosa en sus labios, estaba llena de vergüenza.

Con la gran vergüenza que sentía, Samantha tapó su rostro pegando su cara con el pecho de este hombre y pudo escuchar los fuertes latidos de su corazón que latía a mil por hora junto con el de ella.

No sabía porque sus corazones reaccionaron así pero solamente quería descansar sus párpados que se sentían tan pesados, sentía como sus músculos se tensaban y con un hijo que le chupaba toda la vida estaba más que agotada.

Así llegaron a sus aposentos donde Samanta pudiera descansar tranquilamente ella se quiso bajar pero este hombre entró con ella aún en brazos en la habitación con ella en brazo quitó las sábanas de la cama y la colocó suavemente, Samantha está impactada, nunca nadie la había tratado así y menos un desconocido.

—No sé si estarás bien, si necesitas algo más por favor indícame que necesitas  y estaré dispuesto a seguir tus órdenes para que estés bien —D'mitry se veía nervioso pero sonriente.

—¿Órdenes? —Preguntó Samanta curiosa ya que este hombre parecía a un adolescente nervioso que ni siquiera podía dirigirle la mirada, pero para ser sincera con ella misma ella tampoco podía intentar verle la cara, estaba totalmente avergonzada por la sensación extraña que había sentido antes.

—No le tomé cuidado a mis palabras, ahora no sé qué es lo que digo, o hago, simplemente quiero que esté bien —Agrego en un tono nervioso y una pequeña risa.

Antes de poder contestarle Verónica y Lucy entraron por la puerta y D'mitry le asintió levemente y salió de la habitación entendiendo que de ahora en adelante las damas de Samanta se encargarían de ella, cuando estaba en la puerta volteo a ver a Samantha y me dedico una sonrisa que puso más que nerviosa a esta.

—¿Samanta?... —llamó Lucy —¿qué fue lo que pasó hace unos instantes?

—Fue muy extraño, Samanta, una fuerte brisa pasó por alrededor de ustedes y estaban tan absortos entre ustedes dos que me costó varios intentos llamarte para que pudieras prestarme atención.

—No lo sé —habló con un bostezo Samanta —simplemente no me podía despegar de su mirada, su fuerte aroma me llegó de improvisto a mi nariz y no lo podía sacar, mi corazón latía a mil por hora y hasta Mega se alborotó sin saber por qué estábamos tan confundidas.

Verónica se quedó muy pensativa hasta que dio como su pensamiento en su cabeza, y tapó su boca con asombro sin saber si lo que iba a decir era correcto.

—Esto es muy parecido a lo que sentí cuando vi a Alexis por primera vez —Samanta casi nunca había visto a Alexis, pero sabía que era el capitán de la seguridad de la manada y obviamente por esto Verónica y Alexis estaban separados.

Verónica le eligió a ella y se separó de su mate simplemente porque este obligado seguía los mandamientos de James, lo cual le parecía injusto.

—Sí... pero no creo que sea algo así, para nada, si yo encontré a mi mate, por desgracia no fue el mejor que digamos, pero lo encontré —Samantha suspiro pesadamente —Pero Verónica, dime, ¿qué pasara entre tú y Alexis?

Lucy intervino.

—Yo no sé cómo se siente encontrar a su mate, por desgracia aún no encuentro a ese infeliz, se debe estar escondiendo del amor, pero creo que debería sentirse como lo que tú sentiste ¿no, Samanta?

Verónica seguía pensativa y no parecía querer responderle a Samanta, ella entendió y prefirió responderle mejor a Lucy.

—Para serte sincera... No tengo ni idea, nunca había sentido algo así, con James simplemente sentí que algo dio click dentro de mí y creo que eso fue todo y ni siquiera fui yo la que lo sintió por primera vez, fue él él me buscó —No quería recordar nada relacionado con James, ya que le quedaba un sabor amargo en la boca.

—Entiendo, por desgracia aún nadie me busca a mí y sinceramente no creo poder buscar a alguien porque si mi mate se hubiera quedado en la manada después de lo que te hicieron creo que eso sería una brecha muy grande entre nosotros y nuestros pensamientos, sería muy absurdo aceptarlo así —Samantha le sonrió levemente.

Dejaron de conversar y Verónica y lucy y ayudaron a Samanta a ducharse cómodamente, trajeron su equipaje y la vistieron y se retiraron dejándola descansar.

Se quedó acostada en la cama y cuando cerraba los ojos solo veía el gris de los ojos de ese hombre, no sabía que tanto le llamaba la atención pero algo era evidente, no quería explorar más allá.

"Mi prioridad ahora es mi hijo y mi gente, no tengo tiempo para algo más" Pensó.

Pero por más que lo intentara no se sacaba a D'mitry de sus pensamientos y Mega no ayudaba.

—¡Te lo juro, Samantha! Pude sentir a otro lobo y estoy segura que es el de él ¡Tenemos que averiguar lo! —Samantha estaba más que cansada y la quería ignorar pero Mega no dejaba  —¡Préstame atención, es un tema serio!

—¡Mega, por la diosa! No es nada, simplemente nos llamó la atención ¡Déjame dormir!

—No deberías dormir, deberías ir a ver dónde está ¡Quiero averiguar todo de ese hombre y su lobo! —Mega estaba extremadamente inquieta y le causaba dolor de cabeza a Samantha.

—Maldición... Mega, se supone que nos dejó aquí para descansar, me imagino que lo veremos después y muchas veces pero por favor déjame descansar —Mega bufó y luego le sonrió pícaramente.

—Pero te encanto que te cargará... —Su tono de voz era pícaro, casi sensual.

—¡Mega!

Así mega se retiró mientras se reía y por fin Samantha se pudo quedar dormida, aunque termino soñando con aquel hombre.

Sangre de la manadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora