Entro Verónica, que como una madre la cubrió con sus brazos permitiéndole a Samantha llorar y contar con un apoyo, después de minutos entre llantos desesperados, gritos de dolor y preguntas que no tenían una respuesta que Verónica le pudiera brindar, hubo paz dentro de ella, no era de las mujeres que derrotaban con facilidad y eso lo haría valer.
Verónica limpio su rostro y le sonrió levemente.
—Estarás bien, Samantha —Asintió levemente —Tú y ese bebe... Ambos estarán bien, cuentas conmigo y mi apoyo infinito, sé que será igual con Lucy.
Antes de que pudiera responder Lucy entro con una mirada de preocupación.
—Luna... El alfa viene para acá.
No hubo ni tiempo de que Samantha dijera algo por qué James ya había entrado en la habitación con un aire de enojo y desconcierto cuando vio su vestido de novia destrozado a sus pies.
—Largo —Exclamó refiriéndose a Verónica y Lucy, cuando estas no se movieron del lado de Samantha, este grito.
—¡Largo! —Ambas miraron a Samantha, pero esta les asintió para que los dejaran solos.
Apenas estas salieron Samantha se puso de pie y tiraba pregunta tras pregunta dejando aturdido a James.
—¿Por qué me hiciste esto? ¿Desde hace cuanto tiempo? ¿Cuánto tiempo de embarazo tiene? ¿Pensaste de verdad en la manada? ¿Tus padres estarían orgullosos de esto? No, claro que no, ellos eran personas respetables, no como tú. ¿Qué haces aquí? ¡Maldita sea, habla! ¿Qué quieres? ¡Habla!
—Samantha, cálmate, por favor...
—¡¿Calma?! ¿Estás coincidente de lo que acabas de hacer? —James solo asintió antes de volver a hablar.
—Samantha, yo te amo pero... No me sirves, eres inútil como luna —Suspiro profundamente antes de continuar —Sabes muy bien que acabamos de pasar una guerra, Samantha. Sin descendencia en caso de mi muerte no tendría a nadie que siga el legado de la manada. Entiende, espere mucho por ti, porque te amaba, pero la manada no puede estar más tiempo bajo riesgo.
—Eres un estúpido, James —Río amargamente —Un día te arrepentirás de todo esto y pagarás con lágrimas de sangre tus errores.
En sus facciones era más de evidente que lo estaba odiando con todo su ser mientras que el rostro de James reflejaba seriedad pero sus ojos lo delataban, se veía el dolor en ellos.
—¿Lo tengo que considerar como una amenaza a mi sangre? —Samantha solo rio —Bien, me das más motivos para tu expulsión de la mansión.
—Quieras o no me iré, James. Y no de esta maldita mansión, sino de la manada.
—¿Qué? No, te lo prohíbo. Esto no es lo que quería.
—¿Tú, prohibirme algo a mí? Te recuerdo que ya no eres mi esposo.
—Te recuerdo que sigo siendo el alfa de la manada, tu alfa.
—Ja, ja, ja. Para nada, no te voy a reconocer como mi alfa, no eres nadie ante mí...— James gruño en advertencia, pero lo ignoro —No eres nadie para mí, James. No mereces ni mi mirada, no...
James la interrumpió tomándola por el cuello y pegándola contra la pared, lo cual le saco el aire de los pulmones dejándola jadeante por la impresión.
—Anda, vuelve a decirlo, Samantha.
Recuperando el aire forcejeaba con el cuándo este le beso dejándola aún más perpleja, pero su tacto ya le daba repulsión, ignoro su instinto que hacía que no quisiera hacerle daño y lo hizo, rápidamente se lo quito de encima de un empujón pero lastimándolo en el proceso.
Una gota de sangre bajaba por su mejilla mientras veía que Samantha con sus garras le había propinado un corte pasando por su ceja, ojo y terminando en su mejilla.
James tocó su cara y al ver la sangre le sonrió a Samantha con una pizca de amargura.
—Así que esta eres tú, eh.
Sin decir más, se retiró de la habitación dejándola sola, pensando en lo que había hecho, pero sin ni una pizca de arrepentimiento, cuando entraron sus damas y les contó lo sucedido y Lucy hablo.
—Se lo merecía —Sacándole a Samantha una carcajada y una reprimenda de Verónica.
Decidieron dejarla descansar aunque no quiso quedarse sola, hicieron una «Pijamada» para la diversión de todas y la distracción de Samantha.
Al despertar vio a sus damas dormidas a su lado y reflexionó que su corazón siempre estaría agradecida por su compañía.
Sin más que hacer al haber sido despojada de sus responsabilidades como luna, se puso a organizar sus cosas para irse, con ayuda de unos omegas, Verónica y Lucy, al finalizar el día la mayoría de sus pertenencias estaban listas para enviar a casa de sus padres.
Obviamente, los rumores corrieron por toda la manada y al amanecer en las noticias y blogs digitales el titular era «Destitución y expulsión de la manada» mientras por la ventana veía la prensa rodeando los alrededores de la mansión y obviamente el cuchicheo de los trabajadores incluso cuando bajaba a comer o simplemente caminar.
Al tercer día de lo sucedido, ya estaba lista para irse, ni el consejo ni James dio una fecha, pero por su bienestar era mejor no quedarse mucho, no quería estar presente cuando Selena se instala en lo que ha sido por años su hogar, además, lo más probable es que ocuparía su recámara y no quería ser desalojada como una criminal.
Samantha se levantó, aliso su vestido y tomo su pequeña maleta queriendo salir de ahí lo más inadvertido posible cuando la puerta se abrió.
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Sangre de la manada
Loup-garou¡Te rechazo, Samantha Owen, eres infértil! grito enfurecido mi alfa y esposo. Me botó de la manada al no darle cachorros, un mes después me enteré que estaba embarazada pero ahora los enemigos de mi esposo me persiguen ¡Él me da por muerta! ¡Es mi...