«He conocido la perdición en aquella piel y encontrado la salvación al reflejarme en esos ojos».
- Anne Leblanc.
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"Lo que más me gusta de ti, es la seriedad con la que inventas disparates". — Gabriel García Márquez, Cien años de soledad.
Canción sugerida: Ruin the friendship - Demi Lovato.
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Voten, comenten, síganme.
Demetria.
Una parte de mí quisiera corresponderle, dar una respuesta honesta a esas palabras y hacerle saber lo que mi corazón clama a gritos, a pesar de esto, sería imposible para mí. Aceptarlo sería tomar un camino sin retorno, en el cual la que saldría herida sería ella.
Mi cuerpo entero tiembla ante su confesión, la miró fijamente con una sonrisa en el rostro. - ¿De dónde ha salido?
Ella arquea la ceja. - ¿El qué, ángel? – pregunta risueña.
Le doy un besito en la mejilla. – El apodo – le digo -. Me gusta, pero es...peculiar.
Suelta una risita delicada. – Vas a burlarte – sentencia. Niego con la cabeza, me acerco para abrazarla y ella me rodea con los brazos -. Hace algún tiempo soñé con unas sombras tormentosas que me perseguían y estaba tan asustada. Todo parecía tan real, entonces repentinamente aparecías, solo te paraste frente a mí con una sonrisa capaz de traerme tranquilidad – comenta. Le sonrío y acaricio su mejilla -. Irradiabas tanta luz y de tus omoplatos se desplegaron unas hermosas alas que ahuyentaron las sombras. Me dijiste que siempre estaría a salvo contigo, también que nos habíamos buscado por miles de años y que ni siquiera la oscuridad podría apartarte de mí.
- ¿Estás segura que fue un sueño? – bromeo -, eso parece más una película.
Ella rueda los ojos. – Te dije que ibas a burlarte, pero sí, te aseguro que fue un sueño. Se sentía tan real y ahí me dijiste que me pertenecerías por toda la eternidad. Entonces te lo prometí, te prometí en ese sueño que estaría esperando por ti y no he roto mi promesa – dice.
Mi corazón se agita con fuerza, me acerco a ella contorneando sus labios con mi pulgar. – Promételo, hazlo aquí y ahora – le pido -. Dime que esperarás por mí el tiempo que sea necesario, sin importar cuanto cueste, incluso cuando te pidas que te vayas... no te rendirás.
Apoya su frente contra la mía. – Lo prometo.
– A pesar de no tener alas, quiero protegerte de cualquier cosa mala que pueda borrar esa sonrisa que llevas en el rostro, Belle.
– Entonces protégeme de tu desamor, eso es lo único que podría borrar mi sonrisa justo ahora – ella da una risita risueña -. Espera, ¿Belle? – inquirió.
Me reí también. – Mi belle.
La veo un poco pensativa. – Solía decirle de esa manera a la chica con la que me di mi primer beso.
