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"Hay tristezas que te rascan tan fuerte que te rompen el alma"

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"Hay tristezas que te rascan tan fuerte que te rompen el alma". – La chica de la sonrisa rota, Gustavo Cabrera.

El peligro ronda en cada rincón y entre más entregan más propensas son a ser descubiertas. Voten, comenten.

Canción sugerida: Pero me acuerdo de ti – Christina Aguilera. 

Narrador omnisciente.

En ocasiones, todo se siente demasiado, la vida misma se vuelve demasiado. El ruido que aprisiona los sentidos es asfixiante y hasta la música se convierte en una aplastante combinación de sonidos, incesante; Más allá de eso, lo realmente preocupante es el nivel de bullicio que se desata de nuestros propios pensamientos, que contamina el único lugar de donde no se puede huir... la mente. Esa mente que ruge como bestia enjaulada, peleando por manifestarse con un clamor ansioso. Y los pensamientos que como prisioneros quieren escaparse, a través de nuestras palabras o grotescas acciones, intentando llegar a otros en forma de bala, disparando a diestra y siniestra, como si otros tuviesen que pagar por los males que habitan a cada uno.

De repente, la mujer se verá a sí misma encerrada en un vacío, con un dolor que se expande por su pecho a sabiendas de que su alma pide a gritos un cambio. Convertirse en algo más o en alguien más. Deseando cerrar los ojos, transportarse a otra realidad, a un lugar lleno de gentileza en donde unos brazos amorosos le rodeen y le llenen de paz. Quizá a un campo lleno de lirios en donde pueda respirar aire fresco en lugar de sentir como se ahoga, que su respiración se vuelve irregular y el aire que entra en tus pulmones quema en cada bocanada de aire.

En un parpadeo siente como las lágrimas saladas calientan sus mejillas. Ningún pensamiento es lo suficientemente racional, aparte de la necesidad de sus propios deseos fisiológicos de sentir calor para cobijar un poco el frío, ese tormentoso que viene desde el vórtice oscuro en el que se ha convertido su alma y que se exterioriza en cada poro de su piel. Tiembla. Las mantas no ayudan demasiado, pero se aferra a ellas en la soledad como si fuesen su único bote salvavidas.

Seguramente si pudiese clamar por algo, lo haría por alivio. Busca algo que pueda mantenerle a flote. Ser alguien diferente. Alguien que no tenga que pasar por ese dolor. Puesto que la vida de repente pesa demasiado, es una carga insostenible. Y ya no puede seguir de esa manera, así, fingiendo que tiene el control.

Pero no.

Está despierta, pero no consciente. No reconoce su alrededor. La verdad detrás de todo eso, es que la peor parte de sentirse de esa manera, es saber que está deprimida e incluso sabiendo que lo está, eres incapaz de dejar de sentirte así, peor y peor, atrapada, como si fuese un ciclo sin fin, un laberinto. Estar asustada. Estar perdida. Sentir que desaparece o al menos que desea hacerlo, pero no sucede. Al otro día seguirá ahí y tendrá que ponerse de pie con todos sus pedazos sangrantes colgando, ante sus ojos ridiculizados y magullados por la histeria, sin embargo, ante los demás, invisibles o minimizado en un supuesto drama sin importancia.

MY DANGEROUS PASSION. (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora