«He conocido la perdición en aquella piel y encontrado la salvación al reflejarme en esos ojos».
- Anne Leblanc.
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"Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma".– Gabriel García Márquez
Canción sugerida: Ticking bomb – Aloe Blacc.
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Demetria.
No podía concentrarme en algo más que no fuesen sus ojos, un verde esmeralda bastante atractivo y precioso. Seguía hablando con ella y reíamos como si nada malo hubiese pasado entre nosotras, como si todo lo malo se borrara de repente.
Sentí una tercera presencia y lo vi, Wilmer estaba observándonos fijamente y caminando hacia nosotras; sus ojos ardían de enfado y lo conocía bastante bien. Se acercó a ella demasiado amenazante y la empujo fuerte. - ¡Tú! – grito fuerte -. De todas las personas que pensé que me traicionarían, jamás me lo imaginé de ti, ¡Eres como una hija para mí! – estaba colérico y lo miré con terror.
Ella estaba peor de confundida que yo, ambas nos mirábamos y me acerque a ella para protegerla con mi cuerpo. – Pero, ¿Qué diablos te pasa? – gruñí -. ¿Estás loco o qué? – pregunte perdida.
Annabelle lo mira desconcertada y me volteo para verla. - ¿Te encuentras bien? – pregunto preocupada.
Sus ojos se cristalizan y niegan. - ¿Qué significa esto, tío? – pregunta ella con la voz rota -. ¿Qué hice? – pregunta.
Los ojos de Wilmer arden en ira, pero no le permito que se vuelva a acercar a ella. - ¡Por supuesto! – bufa con rabia -. Defiende a tu amante – grita mirándome.
Estoy perpleja. - ¿De qué estás hablando? – inquiero -. ¿Estás demente o te golpeaste la cabeza? – grito fuerte y lo miró incrédula.
– Estoy hablando de esto – dice levantando la nota en su mano y palidezco.
No respondo y ahora entiendo su furia. – Todo tiene una explicación – digo de forma atropellada.
- ¿Qué es eso? – pregunta ella.
La miro y niego. – No es nada.
Wilmer la mira. – No te hagas la estúpida Annabelle, no pretendas verme la cara de tonto – le exige -. ¡Explíquenme ya mismo! ¿Qué pasa entre ustedes? – pregunta.
Mi corazón late fuerte y trato de encontrar una excusa razonable, ella está descolocada y él furioso. – No entiendo de qué diablos estás hablando tío ¿Podrías dejar de gritarme y explicarme? – dice ella.
Él la miro fijamente y extendió. – De eso hablo.
Annabelle la tomo con tranquilidad y la leyó despacio, luego abrió los ojos con sorpresa. - ¿Piensas que yo le escribí esa nota a Demi? – preguntó ella con enfado, sus ojos verdes se habían oscurecido y yo permanecía en silencio -. ¿De dónde la sacaste? – inquiere con la mandíbula apretada.
