Frank sabía que había comenzado a tomar las mejores decisiones de su vida desde el momento en que había conocido a Gerard, le había hecho tanto bien. Él simplemente solo podía alentarlo a ser mejor cada día y por ello se había arriesgado a dejarlo todo.
Al día siguiente de haberse comprometido, Frank renunció a la empresa para la que trabajaba y que lo explotaba, y decidió continuar su camino como chef. Su cuñado no mentía cuando le había ofrecido un puesto en su restaurante, el salario no era tan remunerado como en su antiguo empleo pero sin dudas estaba mucho más feliz que en aquellos días. Tenía más tiempo para descansar y compartir con su ahora prometido, e incluso había encontrado un poco de tiempo para dedicarle a un pequeño sueño que había tenido desde que decidió enfocar su camino en la literatura.
Había comenzado a escribir un libro. Gerard aún no lo sabía pero esperaba poder terminarlo para sorprenderlo con su escrito, quizás en su luna de miel.
Las semanas habían pasado muy rápido y la temporada del año que Gerard más había añorado al fin estaba ahí. La navidad.
Durante todo el día no hicieron mucho, vieron películas navideñas, prepararon la cena, hicieron el amor y vieron los fuegos artificiales desde la ventana de la habitación. Para Gerard, ese día había sido perfecto.
Para Frank, la noche no lo estaba siendo tanto. Había conciliado el sueño pero luego de unos minutos de estar acostado su abdomen comenzó a doler, demasiado, obligándolo a abrir los ojos en medio de la oscuridad. Nuevamente había un hincón en la parte derecha, por debajo de sus costillas pero era tan profundo que todo su cuerpo sentía el dolor y el sudor le cubría toda la piel. Quiso ser fuerte y resistir, pero cuando trató de moverse el dolor se intensificó y un par de gemidos angustiosos salieron de sus labios.
—Ah —se quejó y a como pudo se levantó tratando de llegar al baño—. Algo está mal…
—¿Qué te pasa, Frankie? —preguntó Gerard medio adormecido.
Sin embargo no obtuvo respuesta, escuchó un golpe seco sobre el piso de madera del baño y el impulso le ganó para levantarse y correr. Frank se había caído y estaba gimiendo del dolor mientras sostenía su abdomen con fuerza.
—Frank… —dijo preocupado pero el castaño no hacía más que quejarse del dolor—. Frankie, resiste un poco. Voy a pedir ayuda.
*
Apestaba y era deprimente poder ver las luces intermitentes del árbol de navidad cambiar de colores mientras estaba sentado en la sala de esperas del hospital. No se suponía que fuese así que debían pasar su noche buena pero al parecer la vida ya tenía trazado un plan para ellos y no había nada que Gerard pudiera hacer al respecto más que esperar.
Sentía que habían pasado muchas horas desde que habían llegado en la ambulancia al hospital y aún nadie le daba noticias, y la ansiedad y preocupación crecían en el interior de Gerard con cada minuto que pasaba. Sus amigos habían llegado a acompañarlos pero ni siquiera tenía ganas de hablar con ellos para distraerse, tan solo había aceptado un vaso de café por cortesía y se había desparramado en aquel sofá.
Escuchaba a Becky y a Jhon debatir teorías sobre los síntomas de Frank y que enfermedad podría tener pero no le importaba en lo absoluto en ese momento, solo quería que alguien saliera a darle noticia y que le dijera que todo estaba bien. Necesitaba a Frank.
—¿Gerard Way? —preguntó de pronto una voz masculina sacándolo de su letargo.
—Si —respondió incorporándose y yendo hasta donde estaba el médico que le había hablado.
—¿Podemos hablar?
—Por supuesto.
*
—¿Escuchaste? Todos están diciendo que soy suertudo —dijo Frank con una sonrisa en sus labios y sus brillantes ojos viendo a Gerard a su lado—. Dicen que soy la definición de suertudo.
—¿Por qué solo es uno? —preguntó con su voz temblando y el corazón en un hilo.
En un primer momento la noticia que le había dado el médico le había devastado por completo, había estado a punto de derrumbarse ahí mismo pero se obligó a mantenerse firme por Frank. Y supo que no había estado equivocado al entrar a su habitación y haberlo encontrado sereno y sonriente; él ya sabía de su diagnóstico y al parecer se había tomado las cosas con calma, aun así Gerard tenía una marea de emociones en su mente y corazón.
—Si… es solo un triste tumor que está a punto de ser desalojado de mi —dijo juguetón.
—Lo tienen que sacar de ahí.
—Desalojado… —murmuró entre dientes y Gerard sonrió un poco, pero su mirada no podía mentir—. Voy a estar bien, tranquilo —prometió.
Sus suaves palabras, su actitud optimista y esa sonrisa que le derretía, hizo que Gerard se sintiera un poco mejor. Frank lo tomó de la mejilla y lo acarició.
El amanecer ya había llegado y con los rayos de sol iluminando su cálida piel bronceada, Gerard se sintió atraído a besarlo. Depositó un beso en su frente, en su nariz y en sus labios. Despacio y con ternura.
—Te amo…
—Y yo te amo a ti…
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For All Life ➻Frerard
RomansaGerard y Frank están enamorados y planean toda una vida juntos, sin embargo, una terrible enfermedad se interpone en sus destinos. {Frerard Fanfiction 11/04/23-_/_/_}