Diamante en bruto

Sinceridad

- Oh, Aoi, lamento molestarte con esto, pero necesito que vayas a recoger algo con el médico del pueblo, encargué algo muy especial para mi y lo necesito esta misma noche -Decía la pilar en su laboratorio, alumbrando el cuarto con algunas velas que le daban un aire siniestro a su adorable rostro.

- A la orden señora -Aoi bajó su cabeza con humildad, aunque con cierta molestia, a estar horas normalmente estaría poniéndose la pijama para dormir.

- Oh por cierto, creo que lo correcto sería que fueras escoltada por un cazador... no creo que pase nada, pero me sentiría más segura si llevaras protección.

Aoi alzó la cabeza para mirarla, con el ceño ligeramente fruncido. No le gustaba sentirse débil, pero más allá de eso, porque notaba cierto tono juguetón en la voz de su maestra, que se daba toquecitos en los labios con la punta del índice.

- A ver... ¿Está el joven Tanjiro presente? -Dijo con su siempre jovial sonrisa.

- No, salió esta mañana... -Aoi echó la vista a un costado.

- Que pena... Bueno, ¿Qué tal el joven Inosuke? 

- Salió a entrenar a la montaña desde hace dos días y no ha vuelto... -La molestia en la cara de Aoi iba creciendo, aguantándose la rabia haciendo que se inflaran sus mejillas. Shinobu estuvo ahí el día en que el chico cerdo se fue.

- Que cosas, que chicos tan desconsiderados, ¡cuando vuelvan los voy a regañar! -Se levantó y comenzó a dar vueltas por la habitación, acariciando su mentón para darse ideas.- ¿Qué haremos?, ¿Qué haremos...? ¿No hay ningún cazador capaz de ser tu escolta...?

- Señora, se está haciendo de noche mientras piensa, creo que puedo ir so-...

- ¡Lo tengo! -La interrumpió de golpe, acercándose a su aprendiz con una jovial sonrisa.- Ve y dile al joven Agatsuma que te acompañe, ya debe de estar recuperado luego de tanto que lo haz cuidado, ¿no?

- ¡Oiga eso no es lo que...! -Shinobu la detuvo poniéndole el dedo en los labios.

- ¡Shhh! No pierdas el tiempo discutiendo Aoi, te digo que es una tarea importante y tu quieres quedarte a platicar... Que chica, se nota que ya estás en la edad... -Shinobu apoyaba la mejilla en la palma de su mano, mirando a la menor con una expresión de pena, aún más penosa debido a que, de las dos, la pilar era mucho más bajita.

- Nghh... Como ordene, maestra... -Aoi se fue enfurruñada, apretando los puños y dando pasos fuertes que resuenen contra las tablas, azotando la puerta corrediza detrás de si.- ¡Y sólo soy dos años menor, "maestra"! -Exclamó furiosa.

- Que chica, y yo que le estoy haciendo un favor, jujuju... 

Aoi fue hasta la habitación de los pacientes, viendo que, por fortuna, apenas atendían heridos, todos eran cazadores recostados aprovechando el momento de paz antes de ser lanzados a otra misión. Todos los presentes notaron su entrada, y ninguno era inmune a lo bella que era la dama encargada de sus cuidados, pero Aoi ignoró todas sus miradas y fue directo hacia la cama del rubio, quien la veía con cierta sorpresa.

- Vístete y vámonos, la Srta. Shinobu nos llama para ir por un encargo a la ciudad -Se rehusaba a decirle que él iba a ir para protegerla.

- ¿Eh? ¿Los pilares pueden usarnos de recaderos? Que crueles... -Molesto, se levantó y tomó de una bolsa de viaje su uniforme de cazador, poniéndoselo por encima de la pijama.

- No te quejes, ellos hacen cosas muy importantes y es nuestro deber ayudarlos, ahora en marcha -Le regañó, aunque ella tampoco estaba contenta de tener que hacer esta clase de mandados.

Salió de la habitación con Zenitsu cojeando detrás de ella mientras trataba de colocarse las sandalias. Ambos pasaron por el lado del lago en donde alguna vez se sinceraron con el otro, ambos vieron hacia el reflejo de la luna en el agua cristalina con nostalgia, luego echaron una mirada de reojo a su compañero y enseguida miraron al frente de nuevo.