VI

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Mama's girl

Eris miraba a Finnick con desdén, no sabía si confiar en él después de su repentino cambio de bando. Pasó de querer matarla a ella y a su alianza e incluso darles el nombre de "la alianza de ciervos" a, supuestamente, querer ayudarla.

—¿Y por qué supuestamente quieres ayudarme?—preguntó luego de un buen rato de silencio en el que se detuvo a mirar el ungüento viscoso y de un color verdoso.

—Te lo repetí cinco veces—El rubio se giró para mirar a Eris con el ceño fruncido—Vuelve a preguntar lo mismo y me arrepentiré.

—Bueno—Eris esbozó una cara de falsa indignación. Estuvo por quedarse callada, pero luego volvió a hablar—Ser amable no es tu mayor virtud, ¿verdad?

—Caer bien no es tu mayor virtud, ¿verdad?— ella frunció el ceño, sabía que estaba mal enfadarse si ella había comenzado con comentarios de ese tipo, pero no podía evitarlo.

—La tuya tampoco, ¿verdad?—la expresión de Finnick no cambiaba en lo absoluto, parecía que quería asesinarla en cualquier momento si seguían así.

—No entiendo como puedes caerle bien a alguien—el muchacho tomó su tridente y se puso de pie. Eris en cambio lo miro fijamente mientras que tomaba el ungüento en manos que por cierto no se había puesto aún porque Finnick estaba cerca, le dolía, pero no pensaba desnudarse en frente de él.

—No entiendo como puedes caerle bien a alguien—Lo imitó con la voz más chillona que pudo articular. Luego agachó la mirada y se levantó un poco la camisa que debido a las quemaduras se había pegado a su piel e hizo que las heridas ardieran más. Eris se mordió la lengua para no gritar o emitir ruidos de dolor, no le importó si Finnick se había ido y no regresaría, solo continuó despegando la tela de su piel con el mayor cuidado y luego se llenó los dedos del viscoso ungüento. Dudó por un momento si debía hacerlo, pero terminó por untarlo, cosa que le causó un inmenso dolor, pero que no tardó demasiado en irse o al menos en esa parte del cuerpo.

Conforme seguía untando el ungüento en su piel tenía que ir subiendo más u más su camisa cosa que claro que le incomodaba porque sabía que todo Panem las estaba viendo, pero que aún así continuó haciendo mientras se preguntaba porque de repente Finnick había cambiado de opinion con respecto a asesinarla, y mientras más lo pensaba más sospechoso se le hacia.

Nadie iba a dejar de odiar a alguien de la noche a la mañana, ¿o si?

El sonido de una rama crujir tras de ella la hizo sobreslatar y por supuesto acomodarse la camisa casi de inmediato. Al mirar hacia atrás se encontró con Finnick que la miraba con una expresión que no pudo descifrar.

—Ser educado tampoco es tu mayor virtud, ¿verdad?—preguntó. Se puso de pie, no sin antes llevar la cápsula de plata con ella ya que era lo único que tenía consigo por el momento, y se acercó a una roca lo suficientemente grande como para poder usarla de asiento.

—¿Qué estabas haciendo?

—Ah, me estaba poniendo bloqueador solar— Eris miró hacia el cielo una vez más cuando volvió a escuchar el constante ruido que indicaba el envío de algún regalo de parte de los patrocinadores. Esta vez se trataba de un dron que llevaba un arma, una katana para ser específicos, y claro, no podía faltar la nota.

Buen trabajo hasta ahora - Mamá

Eris se mantenía leyendo la nota una y otra vez. Frunció el ceño mientras pensaba, ¿realmente su madre lo había enviado?

—¿Buen trabajo hasta ahora?—la voz de Finnick a su lado la hizo sobresaltarse. El niño incluso se había sentado junto a ella solo para poder mirar.

𝙈𝙚𝙩𝙖𝙣𝙤𝙞𝙖 | 𝐅𝐢𝐧𝐧𝐢𝐜𝐤 𝐎𝐝𝐚𝐢𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora