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Rahera arribo en Rocadragón con urgencia.

Antes de salir de Winterfell, había llegado una carta notificando el estado de la reina, lo que preocupo mucho a la princesa.

—¿Mi madre?— pregunto apenas y puso un pie en el castillo.

—En sus aposentos, princesa— contesto una doncella.

Rahera no aguardo más y fue corriendo hasta allá.

Al llegar encontró a su madre aún en camisón parada al borde del balcón, con la mirada perdida y el rostro hinchado de tanto llorar.

El asesinato de su hijo Jacaerys fue, sin dudas, un golpe demoledor para una mujer que ya estaba destrozada por el embarazo, el parto y la muerte fetal, la traición de los usurpadores y la muerte de su propio padre.

—Madre— hablo con cuidado la princesa.

Rhaenyra pareció salir del trance y volteo rápidamente al escuchar la voz de su pequeña.

Cómo si de una niña pequeña se tratase; Rhaenyra corrió hasta su hija para tomarla entre sus brazos.

—Por un instante creí que tampoco regresarias, te extrañe tanto mi niña— la reina no pudo contenerse más y se soltó a llorar desconsolada.

—Tambien te extrañe madre, pero ya estoy de vuelta y traje lo que prometí —Rahera saco una pequeña caja de oro con el emblema de los Targaryen— Traje a Jace de vuelta.

Rhaenyra volvió a caer en el llanto al ver la cajita que contenía lo último que le quedaba de su valiente muchacho: sus cenizas.

—Aun recuerdo cuando llegó a este mundo. Estaba aterrada por el parto pero ansiaba con emoción su llegada, mi primer hijo, mi primogénito. Para mí sorpresa, Jace era igual a su padre en todos los aspectos y eso solo lo volvía más especial para mí—

—Debe ser algo hermoso traer un hijo al mundo—

—Lo es mi cielo, es por eso que jamás perdonaré a los verdes por esto. Me quitaron dos hijos y un padre, la deuda no estará pagada hasta que me cobre la vida de todos—

—Tu venganza es la mía madre. A dónde vayas, iré;  lo que tú veas, yo lo veré. Se hará justicia y te traeré las cabezas de todos aquellos que te causaron este dolor—

—Eres tan idéntica a tu padre— sonrió la reina con amor mientras acariciaba la carita de su niña.


La estancia de Rahera no duró mucho, enseguida llegó una carta de su padre solicitando su presencia urgente en Harrenhal

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La estancia de Rahera no duró mucho, enseguida llegó una carta de su padre solicitando su presencia urgente en Harrenhal.

Inmediatamente la princesa monto en Şeytan y volvió a partir, está vez para encontrarse con su padre.

𝐹𝐼𝑅𝐸, 𝐵𝐿𝑂𝑂𝐷 𝐴𝑁𝐷 𝑅𝐴𝐻𝐸𝑅𝐴 | Aemond Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora