𝐹𝐼𝑅𝐸, 𝐵𝐿𝑂𝑂𝐷 𝐴𝑁𝐷 𝑅𝐴𝐻𝐸𝑅𝐴 | Aemond Targaryen

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—Sígueme, mi padre dijo que Vhagar estaba cerca de pozo dragón—

Rahe guiaba a su tío por las inmensas cuevas de pozo dragón en busca de la dragona que alguna vez perteneció a la gran Visenya Targaryen.

No tardaron mucho en dar con la gigante dragona anciana. En la cueva más grande estaba Vhagar; se veía imponente aún dormida, era gigante y monstruosa.

—¿Quién crees que sea su próximo jinete?— Aemond miraba fascinado a Vhagar y no podía evitar preguntarse quién sería su siguiente jinete.

—Tiene que ser alguien fuerte y determinado, alguien como tú 𝑎𝑣𝑖 𝑗𝑜𝑟𝑟ā𝑒𝑙𝑎𝑛— Rahera hablaba en serio

Ella de verdad creía que Aemond podía domar y reclamar a la anciana dragona.

—Tonterias, de seguro me haría trizas en un segundo—

Aemond mentiría si dijera que no estaba tentado a intentar domarla pero no estaba seguro.

—Anda tu puedes, estaré aquí dándote ánimos tío— Rahera le dio un piquito a su tío y lo ánimo

Aemond se lo pensó un momento pero él no había tenido la fortuna de tener un dragón desde su nacimiento; si quería un dragón, tendría que conseguirlo él mismo.

El chico se acercó sigilosamente intentando hacer el menor ruido posible.
Vhagar estaba roncando y no se había percatado de la presencia de Aemond hasta que la tocó.

Vhagar se desperto rápidamente y observo a Aemond cómo un cazador a su presa; el chico retrocedió y tragó saliva.

Aemond volvió a insistir y la reacción de la dragona fue abrir las fauces cómo una advertencia de que lo iba a quemar.

—𝕫𝕒𝕝𝕕𝕣ī𝕫𝕖𝕤 𝕣𝕪𝕓𝕦𝕤, 𝕝𝕠 𝕞ē𝕣𝕚 𝕦𝕕𝕣𝕚𝕣𝕫𝕚 𝕧𝕒𝕝𝕪𝕣𝕚𝕠 𝕖𝕘𝕝𝕚𝕠 𝕪𝕕𝕣𝕒𝕤𝕤𝕦𝕒 (un dragón solo escucha si hablas en alto valyrio)— le recordó Rahera a Aemond.

—𝐷𝑜ℎā𝑒𝑟𝑎𝑠, 𝑑𝑜ℎā𝑒𝑟𝑎𝑠 𝑉ℎ𝑎𝑔𝑎𝑟— habló con voz firme Aemond y extendió un brazo hacia Vhagar.

—𝐿𝑖𝑘𝑖𝑟𝑦, 𝑙𝑖𝑘𝑖𝑟𝑦— repetía una y otra vez Aemond hasta que el dragón bajó la cabeza.

Ambos, jinete y dragón cruzaron miradas. Vhagar miró a Aemond por un tiempo y Rahera sentía que en cualquier momento el dragón se lo tragaría vivo.

Con decisión; Aemond empezó a trepar la malla que rodeaba la montura de Vhagar con la intención de montarla.

—Ven conmigo Rahe— Aemond extendió la mano y su pequeña sobrina fue hacia él.

Aemond rodeo a Rahera con sus brazos y la sujeto fuertemente de la cintura mientras sostenía las riendas de la dragona.

—¿Lista? 𝑎𝑣𝑖 𝑗𝑜𝑟𝑟ā𝑒𝑙𝑎𝑛— preguntó Aemond a su sobrina.

—𝑘𝑒𝑠𝑠𝑎 𝑘ē𝑝𝑢𝑠—

—𝑆𝑂BĒ𝑆, 𝐷𝑂𝐻Ã𝐸𝑅𝐴𝑆 𝑉𝐻𝐴𝐺𝐴𝑅, 𝑆𝑂BĒ𝑆— ordenó Aemond a Vhagar y ésta se levantó.

Empezó a agitarse violentamente con la intención de tirarlos de encima pero Aemond y Rahera eran más persistentes y lograron sujetarse.

Vhagar empezó a elevarse en el aire, la anciana dragona subía poco a poco pero una vez que estuvo arriba empezó el espectáculo.