La azotea, convertida en su refugio habitual durante el horario de descanso, ofrecía una vista panorámica de la ciudad que se extendía en todas direcciones. El sol descendía lentamente, tiñiendo el cielo con tonos anaranjados y rosados, mientras el ruido urbano se desvanecía en la distancia.El murmullo distante de la ciudad formaba una especie de sinfonía de fondo para Cristian y Nahuel, quienes se acomodaron en unas sillas de metal, rodeados de macetas con flores que se balanceaban suavemente con la brisa. Un par de farolitos parpadeaban débilmente, añadiendo un toque de magia a la escena.
Nahuel, con su cigarrillo entre los dedos, observó a Cristian con atención. "No te quiero molestar, pero me di cuenta de que estás en una últimamente. ¿Está todo bien?"
Cristian, sumido en sus pensamientos, demoró unos segundos antes de responder. "Estoy lidiando con algo nuevo, Nahue; la indiferencia. Hace tres días no me habla."
El humo del cigarrillo se dispersó en el aire, y Nahuel soltó una risa corta. "Ah, ¿Problemas de minas? Tranquilo, Cuti. Sabés como son, seguro se le pasa."
Cristian frunció el ceño. "No es una mina. Es un tipo."
La sorpresa cruzó el rostro de Nahuel, y la atmósfera en la azotea cambió, volviéndose más intensa. El sol, ahora un disco naranja en el horizonte, arrojaba sombras largas sobre el suelo.
"Cha. Así que es un tipo..." comentó Nahuel, su voz cargada de intriga.
Cristian asintió, desviando la mirada hacia el atardecer. "No sé qué hacer. Iba a esperar que me mande un mensaje o algo, pero ni eso. Yo tampoco quiero ser cargoso, ¿Viste? Hace mucho no estaba así de boludo."
Nahuel, reconociendo la gravedad de la situación, dio una calada profunda a su cigarrillo antes de hablar. "Capaz tiene algún temita, ¿No? No te lo tomés muy personal, Cris. Relajá."
Cristian suspiró, el viento acariciando su rostro. "Si, ya sé, pero siento que hay algo más. Es esta nueva experiencia, Nahuel. Nunca antes había sentido algo así por un tipo, y me tiene un poco sensible, sabés. Es algo nuevo."
La brisa se mezclaba con el humo del cigarrillo, creando una especie de velo etéreo alrededor de ellos. Nahuel, con gesto comprensivo, apoyó una mano en el hombro de Cristian. "Amigo, si es genuino lo que te pasa, buscale la vuelta. Hablenlo, decile lo que te pasa. Mandale vos un mensaje, no creo que le moleste un hola como andás."
Cristian asintió lentamente. "Es que no quiero parecer desesperado. Me siento atrapado, Nahuel. Es un dilema interno del que nunca antes había sido parte".
El sol se sumergió por completo, dejando que la ciudad se iluminara con luces tenues. En la azotea, entre susurros de la ciudad y el humo que se desvanecía en la oscuridad creciente, Cristian enfrentaba un dilema emocional en la tranquila intimidad del atardecer.
La brisa nocturna se colaba entre los edificios, llevando consigo el susurro de la ciudad que se despertaba con luces parpadeantes. Cristian, sumido en sus pensamientos, contemplaba el horizonte iluminado por las lucecitas de la noche.
Nahuel, con su mano aún en el hombro de Cristian, le ofreció un consejo. "Mirá, no tenés que parecer desesperado, pero tampoco podés quedarte esperando, menos si te hace mal. Tomar la iniciativa es querer ser claro, no es de cargoso."
Cristian reflexionó sobre esas palabras mientras las primeras estrellas asomaban en el firmamento. La azotea, antes impregnada de la calidez del atardecer, adquiría una nueva magia bajo el manto estrellado. Él no era ningún cobarde.
"Si, tenés razón" murmuró Cristian, decidido a romper con la incertidumbre. "Le voy a hablar, aunque sea para saber cómo está. No vaya a ser que le pasó algo malo."
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ANDRÓMEDA: cutison
FanfictionHeungMin ha estudiado letras, y aún así, muchas veces no sabe qué decir.