La casa de Lisandro estaba envuelta en una cálida penumbra a medida que la noche avanzaba. Los dos amigos, HeungMin y Lisandro, compartían una cena en el acogedor comedor. La mesa estaba cubierta con una mantelería simple pero elegante, y el aroma de la comida casera que Lisandro había preparado llenaba la habitación.
El ambiente era relajado. La tenue luz de una lámpara de mesa arrojaba destellos sobre las paredes, creando sombras que bailaban al ritmo de la conversación. Los platos de comida, con aspecto delicioso, estaban servidos en la mesa, creando un escenario perfecto para su charla.
HeungMin compartió detalles de su día, y su expresión facial se iluminó con entusiasmo mientras hablaba de su experiencia en el evento de poesía. Lisandro, sentado frente a él, asentía y sonreía con complicidad, sus ojos brillando con interés.
Y luego, HeungMin continuó, su mirada se volvió un poco preocupada mientras confesaba: "Este chico que te digo, Cristian, me invitó a su casa."
"Ah, bue." dijo por lo bajo.
"Me invitó un trago, comimos, y estuvimos hablando. No sabes, amigo. Veintitrés años tiene... Siento que es un poco, no sé... Inapropiado."
"Mirá vos el tipo como la ve."
"Y el otro día fuimos a pasear... Comimos helado, charlando... Lo acompañé a su casa, le di un besito, y me fui. "
La sonrisa que se le asomó en el rostro permitió que Lisandro, con una sonrisa cómplice, se inclinara hacia adelante, sus ojos brillando con intriga: "¿Te lo cogiste?" preguntó en voz baja.
HeungMin soltó una risa nerviosa y negó con la cabeza, sus cachetes se pintaron de un ligero tono rosado: "¡¿Eh?! ¡No, no! Hablamos nada más. Y bueno, eso."
Lisandro rió entre dientes, aún risueño, y su mirada juguetona seguía a Heungmin: "Mirá vos... Te estás cogiendo a un pendejo."
"No, no, no, no. No estoy haciendo nada con nadie."
"Ahh..."dijo alzando las dos manos, como no haciéndose cargo: "No sé, eh."
"En serio, no."
"Bue, si le diste un besito como vos decís, podría creer que también te lo cogiste."
"Podrías, pero eso no fue lo que pasó."
Silencio. Lisandro se lo quedó mirando mientras el otro seguía comiendo.
"Pero te gustaría."
"Mm... Es que son ocho años-"
"Ay, dale, ya te lo chapaste, ¿Qué te haces?"
La conversación continuó de manera amigable y animada. Mientras debatían sobre la diferencia de edad, HeungMin fruncía el ceño ocasionalmente, mientras Lisandro se mostraba pensativo, sus ojos parpadeando con intensidad. Claramente uno más conserva que el otro.
La noche avanzaba, y la conversación se desvió hacia otros temas. La luz tenue y los destellos de las sombras en las paredes continuaron siendo el telón de fondo de su animada charla. HeungMin se fue a casa con mucho en qué pensar, una nueva perspectiva sobre las relaciones y la amistad, y un estómago satisfecho con la deliciosa comida preparada por Lisandro.
Pronto, HeungMin se encontraba de regreso en su departamento. Mientras estaba solo en su sala de estar, la conversación con Lisandro seguía resonando en su mente. La cena había sido deliciosa, pero lo que realmente lo tenía inquieto era su creciente conexión con Cristian.
Sentado en el sofá, mirando fijamente la tenue luz de la lámpara de mesa, no podía evitar pensar en Cristian y en la inesperada llamada de Karen. La voz angustiada de ella y las palabras que había escuchado a través del teléfono habían dejado una impresión duradera en su mente.
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ANDRÓMEDA: cutison
Fiksi PenggemarHeungMin ha estudiado letras, y aún así, muchas veces no sabe qué decir.