vivos

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Contenido explícito!!!


De a poco sienten que no había nada más que eso. Nada importaba más que el jugueteo de las manos de HeungMin entre el cabello de Cristian, y de cómo sus manos se le aferraban al mentón. Porque como no había nada más, no se querían dejar ir. Mientras el cordobés deja que el otro bese su cuello y lo pinte de colores cual pintor, piensa, luego de soltar un pesado suspiro, que nunca antes lo habían besado así. Tan intensamente, tan magníficamente. 

Cuando siente como le muerden la piel, se queja, pero pronto se le asoma una sonrisa al rostro. Piensa, aunque le cueste no sumergirse en ese momento, la suerte que debían haber tenido todos los que alguna vez probaron sus labios. Es entonces cuando sabe que no quiere que eso se repita. Quiere que sean solo suyos, y que solo prueben el amor desde su boca. 

Lo extraña, y lo toma desde el cabello para atraer su rostro al suyo para tomar su aliento directamente, otra vez. Lo besa con intensidad, porque quiere hacerle saber que es ahora dueño de sus labios, y que espera ser igualmente suyo. Incluso deja escapar un jadeo cuando HeungMin se separa bruscamente de él, y cuando lo vuelve a buscar no lo encuentra.

El pelinegro se separa de él, para ponerse sobre sus piernas y sacarse la campera de jean que tenía puesta, dejando ver su remera blanca ceñida al cuerpo. Cristian suspira, porque no puede creer que se está comiendo a tal hombre.

"Desde ya te aviso que acá las cosas marcharán como yo te lo diga" le dice con una sonrisa falsa y tímida desde allí, alejándose un poco.

Cristian se levanta del sillón y va hacia él. Había comenzado a sonar "Insoluble".

"A mí no me vas a decir qué hacer."

Ágil, HeungMin se aparta de su enfrentamiento y se sienta en el sillón de nuevo. Otra vez, con las piernas extendidas como si lo estuviese invitando. Solo entonces se retira la remera. El cordobés debe tragar saliva.

"Vení y hace lo que querías hacer" Le ordena. Cristian demora en entenderlo. Estaba en cuero. 

"¿Lo que yo quería hacer?" le dice como si no fuese obvio.

"Sí, nene. ¿Para qué me invitas a tu casa, sino?"

El cordobés se despoja de su prenda superior, acercándose al mayor lleno de suspiros. "Para eso sí que sos rápido, ¿No?" Entonces se interpone entre sus piernas, volviendo a esa cercanía que comenzaba a adorar mantener.

HeungMin devora un poco de él antes de seguir hablando, tomando de sus belfos el poco sabor a helado que le quedaba. "¿Para qué no soy rápido?"

"Desde el día uno que no te cobro el café, hijo de puta."

El mayor se ríe, porque aunque no sabe si es real o no, de serlo, es un cago de risa. "No me digas... Mirá vos, ¿Tan lindo soy?"

Y antes de proseguir, Cristian lo toma del mentón. "Como no tenés idea" responde, para continuar con lo que venían haciendo. Solo que esta vez, sus pieles ya no tenían miedo de tocarse, rasguñarse y estremecerse ante el tacto de la otra.

Sin embargo, cuando sus intimidades se rozan, ya no pueden dejar de hacerlo. El contacto es adictivo, especialmente cuando se encuentran jadeando contra los labios del otro, y mirándose envueltos en deseo y lujuria. A HeungMin lo conmueve ver cómo el más chico cierra los ojos, ese nuevo contacto lo desestabiliza completamente, y ante el desespero de morder sus labios y apretar su cintura, no puede contener los murmuros que el roce de HeungMin sobre su intimidad le provocan.

Al coreano, por otra parte, le encanta sentirlo encima de él. Tenerlo así, deseoso de él. HeungMin ama saber que es él quien le provoca todo eso.

"¿Esto querías?" Le susurra mientras controla el vaivén de Cristian tomándolo con tosquedad de la cintura.

ANDRÓMEDA: cutisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora