Capítulo 3

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Han pasado ya algunos meses desde la llegada del pequeño a la casa, muchas cosas han cambiado, antes la casa estaba llena de silencio y tranquilidad, ahora está llena de risas y carcajadas por todos lados. Antes Lucas solo se quedaba en su cuarto estudiando, ahora casi todos los días se la pasa jugando y riendo junto a su amigo. Antes el señor Gerd y la señora Wend no mostraban sus sentimientos y amor, ahora en cualquier momento, se dan muestras de su gran amor. Incluso el pueblo ha cambiado junto a sus habitantes, muchos de ellos siguen rechazando la idea de tener a un niño lobo en el pueblo, aunque gran parte del pueblo ya ni siquiera recuerda lo que pasó aquel día.

A pesar de que todo está yendo de maravilla, el señor Gerd se ha estado notando muy preocupado, su esposa desde hace ya algunos días, ha querido saber que le pasa, pero no encuentra el momento perfecto para preguntarle.

Alrededor de la una de la mañana, mientras todos en la casa duermen y descansan, alguien entra a la casa. El pequeño despierta y escucha unas voces en la cocina, rápido intenta despertar a Lucas para avisarle.

—¿Qué pasa? —dice Lucas. — El pequeño intenta decirle que alguien está en la cocina, pero Lucas no lo entiende y malinterpreta que el pequeño quiere jugar —. No amiguito, es muy temprano, mañana jugamos «Lucas se vuelve a acostar e intenta seguir durmiendo».

El pequeño vuelve a intentar despertarlo, pero Lucas ya se volvió a dormir. Sin tener otra opción, decide ir a averiguar quién está en la cocina, sale de la habitación y camina muy silencioso. Asoma un poco la cabeza y nota que el refrigerador está abierto, así que lo cierra, al voltear hacia atrás ve que hay una personita muy pequeña a su lado, al instante que se ven, la personita se asusta, por lo que decide escapar de la casa con la comida que ha robado.

El niño sabe que su responsabilidad es proteger a esta casa, así que decide intentar atraparlo, sale de la casa y ve que la personita está corriendo en dirección hacia los cultivos, por lo que lo sigue. La personita corre lo más rápido que puede, mientras intenta escapar del niño. El niño corre entre los maizales sin perderlo de vista, está a punto de atraparlo, pero se detiene al ver la enorme valla que divide a la casa. La personita salta y logra pasar al otro lado, el niño se enfurece mucho, así que toma distancia y decide saltar la valla.

Su persecución continúa un poco más hasta que llegan al bosque que está muy cerca de la casa, pero hay algo extraño en este lugar, esta parte del bosque nunca la había visto, es como si fuese una zona totalmente nueva en el bosque. El pequeño continúa caminando y observando todo el lugar lleno de hermosas flores. Se detiene por un momento para admirarlas, notando que todas las flores, tienen un parecido a un humanito, por lo que decide acercarse para verlas mejor. Al acercar la cara, las flores gritan y comienzan a correr, asustando al resto de los duendecitos del bosque.

El niño se asusta e intenta irse, pero se detiene al ver a una mujer, quien aparece desde las sombras para intentar tranquilizar a los pequeñitos.

—No se asusten mis pequeños, solo es un humanito como ustedes —dice la mujer desconocida. — Todos los duendecitos se detienen y se acercan a la mujer, quienes al parecer son sus amigos, la mujer sonríe y comienza a cantar una bella melodía que hace bailar a los pequeñitos, quienes poco a poco vuelven a tomar su forma natural.

El niño observa como uno a uno, regresa a su posición, la mujer se acerca al niño para decirle.

—Quizás, tú no me conozcas a mí, pero yo a ti si, te conozco tanto que sé que escapaste de tu hogar. — El niño no entiende, de qué habla la mujer —. Pero no te preocupes muy pronto estarás de regreso ahí. «Acerca sus manos al rostro del pequeño y le da un beso en la frente, la mujer le sonríe y comienza a irse» —. Por poco lo olvido. «Se da la media vuelta y le dice al pequeño» —. Regresa a casa y por favor no te alejes de tu familia, sé que deseas recompensarles por todo lo que han hecho por ti, pero no puedes seguir rechazando la idea de formar una familia, créeme, no tiene nada de malo encariñarse, ellos ya son tu familia y tú ya eres ahora uno de ellos. «La mujer se da la media vuelta y se pierde entre los árboles».

Amor a la antigüitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora