Capítulo 17

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Después de meses de reconstrucción y remodelación, el mercado del pueblo ha sido abierto de nuevo, con medidas de seguridad más altas, como una gran cerca que rodea todo el mercado. El mercado antiguo de flores ha sido demolido para fundarse un nuevo hospital, un banco y nuevas cabañas. La comisaría también ha sufrido cambios, pues ahora es mucho más grande y cuenta con mejores instalaciones, lo que significa que el reclutamiento se reanudará.

Diana y Luna están contentas de regresar, pero Alba no tanto, ella ha pensado en abandonar el pueblo en 2 semanas, pero no quiere irse sin antes hablar con Samuel, así que lo ha estado buscando desde hace semanas, pero no lo ha logrado.

Por la mañana Alba decide salir de la casa e ir a la biblioteca del pueblo para continuar con su investigación, se acerca a los estantes para seguir buscando algo relacionado con el apocalipsis y los dioses, toma dos libros y justo antes de darse la media vuelta un libro se cae, Alba lo toma para ponerlo en su lugar, pero al mirarlo bien, llama mucho su atención, pues parece de hace mucho tiempo, así que se lo lleva. Alba se sienta y comienza a leer.

—No hay nada. — Alba cierra el libro y tira su cabeza contra la mesa. — Todo sigue siendo lo mismo, no hay nada acerca de la guerra de los tres reinos —. Creo que tendré que irme antes de lo esperado, quizás en la villa de las flores logre encontrar algo. — Alba levanta la cabeza y toma el libro viejo, comienza a leer y la expresión de su cara cambia. — Se levanta de la mesa y se acerca a la recepcionista para decirle —. Quiero comprar este. — Alba guarda el libro en su morral y sale de la biblioteca.

La noche ya casi se acerca, Alba viene de regreso a casa cuando en el camino se encuentra con un chico, quien al instante de verla se le acerca y la detiene.

—¿A dónde vas, linda?

—Eso no es de tu incumbencia. — El chico sonríe y le dice a Alba —. Si quieres podemos ir a beber algo. — Alba intenta continuar su camino, pero el chico la vuelve a detener —. Vamos, no te hagas la difícil. — El chico intenta acercarse a ella, pero alguien los interrumpe.

—¿Todo está bien? — Le pregunta Samuel a Alba —. Sí, creo que ya se va. — El chico no quiere problemas, así que mejor sigue su camino y se va de ahí. — Alba y Samuel se quedan solos —. ¿Escuchaste que el reclutamiento continuará? —pregunta Samuel —. Sí, lo escuché. — Samuel y Alba se miran entre el silencio sin decirse nada, hasta que Alba decide romper el silencio —. Me gustaría hablar algo contigo, en un lugar más privado. — Alba decide llevar a Samuel a la casa donde se está quedando. — Entran y suben a la habitación.

—¿De qué se trata? — Alba saca el libro. — ¿Tú crees en la mitología? — Samuel no entiende de qué habla —. ¿Por qué lo preguntas?

—He estado investigando algo y quiero saber si sabes qué significa esto. — Alba abre el libro y le muestra una página donde hay un escrito en lengua divina. — Samuel lo toma por un momento para traducirlo —. Habla acerca de la creación de la humanidad por parte del creador. — Samuel mira a Alba a los ojos y le dice —. No deberías estar investigando esto, sabes que está totalmente prohibido indagar en estos temas.

—Es por eso mismo que lo estoy haciendo, ¿acaso no te has preguntado?, ¿por qué la realeza y la iglesia no quieren que investiguemos esto? — Samuel sabe que tiene razón, pero también sabe que las personas que conspiran en contra de la religión son castigadas, así que le pide a Alba que se detenga y destruya ese libro. — ¿Acaso estás loco? Tenemos la respuesta para saber qué es lo que esconden. — Alba no sabe los peligros que existen por tener esta información, por lo que Samuel le recomienda que no hable de esto a nadie más y que esconda el libro lo más antes posible.

—Créeme, no quiero que te hagan daño, mejor olvídate de esto.

—Sabía que dirías eso, tal como me lo dijo tu abuela. — Alba rápido intenta callarse e intenta solucionar lo que dijo —. Yo me refería a que eso pensaría, obvio ya no está con nosotros, pero sé que ella diría eso. — Samuel la observa y la intenta tranquilizar —. Tranquila, ya lo sé, mi abuela de seguro te pidió que no me lo contarás, ¿verdad?

Amor a la antigüitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora