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🏄‍♂️


No volví a ver a Hyunwoo durante los siguientes cuatro días. Fue como si todo lo ocurrido, el encuentro en aquel antro  y el desayuno a la mañana siguiente, nunca hubiese sucedido realmente. ¿Era posible que todo fuese fruto de mi imaginación? Casi me habría convencido de ello, de no ser porque tanto Hyungwon como Minhyuk me seguían el juego, especialmente este último. Y aunque parecía plausible que me hubiese vuelto loco, estaba seguro de que si realmente así fuese, Hyungwon me daría una torta ―bastante potente―, para hacerme despertar de mi letargo y comentar después: <<Lo siento, tenía que hacerlo. Era necesario>>.Pero a lo que iba: Hyunwoo se había esfumado. La sensación de pérdida me resultaba extrañamente familiar. ¡Jodido cabrón sin corazón...!Aunque no me importaba que hubiese desaparecido. En absoluto. Para nada. Cero resentimientos. Ce-ro.

―¿Por qué no vamos a esa cala que nos recomendó la chica de la oficina de turismo?

Minhyuk comenzó a revolver los múltiples papeles que había sobre la diminuta mesa del salón. Se había apropiado de tantos folletos en tan solo seis días, que parecía probable que las imprentas de todo el país se hubiesen colapsado por el exceso de trabajo.

―Te prohíbo que cojas más propaganda turística ―dije en tono amenazante―. Y además, esa cala está a más de media hora a pie, ¿quieres que te salgan manchas por caminar bajo el sol

―¡Oh no, Santo cielo! ―Minhyuk se llevó una mano al pecho―.Cogeremos un taxi. Y luego podemos comer en el restaurante que anuncian en esta revista. Aquí dice que Monsta X, Lee MinHo y otros muchos famosos suelen ir allí habitualmente.―No todos somos millonarios ―le recordó Hyungwon.

―Querrás decir billonario. Con <b> ―corregí.

―No os preocupéis. Yo invito ―nos mostró su radiante sonrisa. Por primera vez en mucho tiempo, Minhyuk estaba en lo cierto. Hacía un calor sofocante y hubiese sido una tortura ir a pie hasta aquella maravillosa cala. Porque sí, era increíble. Tenía una forma ligeramente ovalada y estaba delimitada a ambos lados por irregulares rocas bañadas por la espuma de las olas. Incluso estando a una distancia considerable, se distinguía que el agua era totalmente cristalina, como si nos acabásemos de teletransportar al caribe. Lástima que a nadie se le hubiese ocurrido plantar unas cuantas palmeras aquí y allá, un poco de vegetación le hubiese dado un toque más exótico.

En cuanto colocamos las toallas sobre la arena, advertí la presencia de numerosos surfistas que practicaban giros imposibles entre las olas.

Mala señal.

Tampoco quería mostrarme demasiado paranoica. El hecho de que en aquella cala no cupiese ni una maldita tabla más, no significaba nada, ¿cierto?

Me obligué a pensar en el restaurante donde más tarde comeríamos. Si Lee Minho solía ir por allí de vez en cuando, no parecía descabellada la idea de que Park Seo Joon se dejase caer por el famoso local, así de pasada, así como quien no quiere la cosa. El plan de aquel día me pareció de pronto más interesante de lo esperado en un primer momento.

Gasté más de la mitad de la crema protectora, untándome todo el cuerpo con esmero. Si pretendía mantener una futura relación con Seo Joon, debía empezar por evitar las manchas. Era una regla básica.

Tardé en darme cuenta de que no se absorbía. Daba igual cuanto frotase, seguía teniendo las piernas blancas, repletas de la pegajosa sustancia, y no quería ni imaginar en qué estado se encontraría mi rostro.

Me giré para observar a Minhyuk, totalmente estirado sobre la toalla de playa, impecable. Su piel debía de tener una textura especial que sí podía absorber la crema. Bien por el.

Otra vez tú _Adaptación -ShowkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora