🛫
Nos mantuvimos en silencio durante todo el recorrido. Pegué la cara al cristal, como si fuese un niño pequeño, y contemplé el mar que se dibujaba a mi derecha y del que cada vez nos alejábamos más.
—Vamos, tenemos que darnos prisa —nos instó Hyungwon en cuanto bajamos del vehículo y le pagamos el importe al taxista—. ¡Venga, venga, venga! —gritó, como si un alto cargo del ejército acabase de suplantar su identidad.
Odiaba los aeropuertos. No ya solo por el hecho de que temía sufrir un accidente aéreo, sino porque a pesar de todos los cartelitos y las flechitas de diversos colorines que indicaban la dirección que debían seguir los transeúntes, yo siempre terminaba haciéndome un lío y perdiéndome. Era una suerte que viajase con Hyungwon, que lo tenía todo bajo control, dado que Minhyuk tampoco parecía pillarle el punto al tema de las señales.
Tras caminar a toda velocidad por el pulido suelo del aeropuerto, arrastrando las maletitas con ruedas, conseguimos encontrar nuestra cola.
Todavía quedaban algunos pasajeros rezagados, pero la mayoría ya había pasado a la zona de embarque. Cambié el peso del cuerpo de un pie al otro, nervioso, incapaz de mantenerme quieto.
Por primera vez en mi vida, pensé que la cola iba demasiado rápida.
¿Qué prisa tenían esas azafatas a la hora de embarcar a sus clientes? Por favor, un poco de relax.
Cuando nos tocó el turno, advertí que tenía ganas de vomitar. Respiré hondo, quedándome algo rezagada tras mis amigos, hasta que llegó un momento en el que no pude evitar enfrentarme a la azafata. La chica llevaba el largo cabello rubio recogido en una estirada y perfecta coleta.
Me sonrió, instantes antes de extender la mano sobre el mostrador y exigirme que le tendiese mi pasaporte.
Y vamos a ver, primera cuestión, ¿por qué tenía que darle mi pasaporte? No, no me parecía bien.
—Por favor, señorita, necesito su pasaporte para que pueda embarcar —repitió por segunda vez, ante mi mutismo. La amplia sonrisa que destacaba en su rostro comenzó a tambalearse.
Tanto Hyungwon como Minhyuk se mantenían a mi lado, observándome en silencio. Detrás de nosotros, había otros tres pasajeros que esperaban pacientemente su turno. Y frente a mí, la azafata continuaba manteniendo la mano extendida. Manoseé con los dedos el pasaporte, indeciso. Ya no estaba tan seguro de subir a ese avión. Mi mente sí parecía querer hacerlo, pero mi cuerpo no estaba dispuesto a cumplir órdenes y no era capaz de reaccionar.
—Kihyun... —me instó Hyungwon, apoyando una mano sobre mi hombro —. ¿Vas a subir a ese avión? No quiero presionarte, pero tienes que tomar ya una decisión.
El ceño de la azafata se frunció, produciendo que un montoncito de pequeñas arrugas aparecieran en su frente. Alcé levemente la mano donde llevaba el pasaporte, temblando, y ni siquiera era todavía consciente de lo que estaba haciendo, cuando la malévola azafata me lo arrebató con sus largos dedos, sin previo aviso.
Abrí la boca con indignación, antes de que el pudiese hojear las páginas de mi documentación.
—¿Qué cree que está haciendo? —grité con furia, consiguiendo así captar la atención del resto de clientes que guardaban cola—. ¡Es mi pasaporte! ¡Devuélvamelo!
Definitivamente, estaba completamente loco. Una fuerza sobrehumana se apoderó de mí y me lancé sobre el mostrador. Ignoré el agudo dolor en las costillas y alargué las manos hasta conseguir arrebatarle mi pasaporte a la azafata que, llegados a ese punto, parecía sentirse conmocionada. Cuando conseguí mi propósito, respiré hondo y me llevé la libretita al pecho, encantada de que volviese a estar en mis manos.
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Otra vez tú _Adaptación -Showki
FanficUna boda frustrada. Un cálido reencuentro. Adaptación Showki