Capítulo 2: Irresistible

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Jeong In despertó con el sonido del despertador, pero no tenía ganas de apagarlo

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Jeong In despertó con el sonido del despertador, pero no tenía ganas de apagarlo. Sentía un vacío en el pecho, una tristeza que oprimía su corazón. Miró por la ventana, la cual no había cerrado la noche anterior,  y vio el cielo azul, el sol brillante, los árboles verdes y las flores de mil colores en su patio trasero. Era una mañana soleada y fresca de primavera, pero para él era como si fuera invierno. La brisa entraba por la ventana y rozaba su cara, pero no le refrescaba ni le animaba.

Mientras seguía dando vueltas en la cama pudo escuchar las carcajadas de risas de su madre y de Hwang en la cocina, tal vez hacían el desayuno acaramelados como cada mañana. Oyendo lo felices que eran él se cuestionó

¿Por qué me hace eso a mí si mi madre es quien a quien debe amar?

¿Por qué yo si la tiene a ella?

Ella es bonita, es mi mamá, tiene experiencia no sólo en las relaciones amorosas sino también en la vida en sí y es muy inteligente, no tiene preocupaciones tontas como yo pensando como voy a pasar el semestre si no me gusta estudiar, ya vivió mucho tiempo y sabe como complacer a un hombre. Ella cocina rico, realiza los quehaceres y es la mejor doctora, ella es servicial y tiene una esbelta figura, si ella posee todo eso y más...¿Por qué él parece querer todo de mí si yo sólo soy un adolescente estudiante e inmaduro? Con ella es con quien puede salir sin temor a lo que dirán los demás, con ella puede pasear tomados de las manos por el parque, a ella puede besarla en público, a ella puede darle su suéter cuando hace frío, con ella y a ella puede hacerle el amor... En cambio él sólo me aprieta los brazos, me jala del cabello y me besa. Él no se preocupa por mí porque no debe, pero ¿que a caso tampoco quiere?

Su corazón se encogió de dolor al recordar lo que había hecho, se odió a sí mismo y se prometió no repetirlo. Se prometió no volver a sentir nada por el esposo de su madre, porque era absurdo y desleal. Se prometió respetar los principios y la moral que sus padres le habían inculcado.
Pero las lágrimas no se detenían, salían de sus ojos hinchados y caían por su rostro, sollozó una y otra y otra vez mientras se bañaba, lloró y le pidió perdón a su madre en su mente por haberla traicionado.

Cuando bajó al comedor con la intención de comer una fruta y salir, su madre lo interceptó.

—¿A dónde vas sin desayunar? —le reprochó.

Jeong cerró la boca y asintió, intentando calmarse. Se dirigió al comedor y se sentó frente a su madre, que miraba su celular con atención, esperando a que su esposo trajera el desayuno.

Yang se sentía culpable y avergonzado, no se atrevía a mirar a su madre ni mucho menos al Señor Hwang.

— Para el niño, panqueques con chocolate y miel, frutas y aguacate, y un café —dijo mientras colocaba la comida en la mesa.

Pastelito Travieso || HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora