Capítulo 14: El Emperador Y El Oficial Pobre.

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Desde que Jeong In era pequeño, ha dedicado su vida al estudio, siguiendo las expectativas de sus padres y profesores. Ha asistido a clases extra, hagwons, tutorías y simulacros de examen, todo para prepararse para el Suneung, el examen más importante de su vida.

Hoy se jugaba todo, después de meses de estudio y sacrificio, después de soportar los reproches de su madre, después de enfrentar las burlas y los desprecios, hoy, por fin, podría callar a todos y demostrar su valía. No sabría el resultado del examen hasta dentro de unos días, pero él confiaba en su intuición y en su capacidad para resolver los problemas.

Jeong In se despertó temprano, observando por la ventana el frío que helaba el aire, un frío que se parecía al que sentía en su corazón. Sí, estaba triste, aunque hubiera superado todas las pruebas para llegar al Suneung, el examen más importante de su vida. Pero no era lo que él quería, no quería estudiar medicina ni ninguna otra carrera que no fuera el arte, su verdadera pasión. Pero era demasiado tarde, nunca pudo mostrarle a su madre el talento que había heredado de su padre, ella nunca se lo permitió. Y él, resignado desde hace tiempo, aceptó a regañadientes que debía ser un futuro médico prestigioso como su madre, pero se sentía vacío, amargado, infeliz.

No tenía a nadie que lo apoyara en su sueño de ser artista, su padre había muerto, y su novio... lo había dejado de lado, desde hacía semanas que no le prestaba atención ni le demostraba afecto, siempre que llegaba del trabajo estaba agotado, lo saludaba con frialdad y se encerraba en su oficina a seguir trabajando, él había pasado a ser una molestia, y lo entendía porque sabía todo lo que estaba pasando con Golden Movement, la demanda y las acusaciones, pero él sabía que había algo más, que no era solo eso y que se trataba de alguien más, aunque le doliera reconocerlo y asumirlo, así como había abandonado a Ye Jin por él, ahora lo abandonaba a él por quién sabe quién. No tenía ningún apoyo, solo algunos compañeros del colegio y Félix, su mejor amigo, pero no era el tipo de apoyo que él necesitaba.

Con una expresión de desdén, se desplomó de su lecho, se sumergió en las aguas templadas de la ducha y descendió a la cocina para desayunar, donde se encontró con Hyun Jin. Este último, mientras conversaba por teléfono, caminaba con inquietud de un lado a otro, vestido con un traje de color negro intenso, su cabello recogido en una media cola y un par de aretes que brillaban en su oreja derecha. A pesar de su mirada fatigada y dolorida, su presencia era atractiva y seductora.

Jeong In dirigió su mirada hacia la extensa mesa de cristal que se extendía ante él, repleta de una abundancia que recordaba a un banquete real. Frutas frescas, jugos exquisitos, cafés aromáticos, sus favoritos hotcakes, verduras seleccionadas y donas de su tienda predilecta adornaban la mesa, todo dispuesto con meticulosidad. Un sorriso de emoción se dibujó en sus labios; había mucho tiempo desde que había disfrutado de un desayuno tan completo. La curiosidad le asaltaba: ¿quién había preparado todo esto? ¿Era realmente para él? Aunque todo estuviera perfectamente colocado en el lugar que siempre ocupaba él.

-Oh -exclamó Hyun Jin al notar su presencia, guardó su teléfono en el bolsillo y se acercó.

-Buen día. -saludó Jeong In con una sonrisa sutil, sintiéndose extraño al encontrarse a solas con él después de tanto tiempo.

-Buen día -replicó Hyun Jin, sentándose frente a él. -Tu madre ha preparado todo esto -comentó.

Jeong In levantó sus cejas con asombro. Su madre preparándole un desayuno como cuando era niño; el día comenzaba a adquirir un tono aún más melancólico. Sabía que ella lo amaba a su manera, pero así lo hacía.

-No permitas que se enfríen... - advirtió Hyun Jin, señalando las galletas recién sacadas del horno.

-¿Ya has comido algo? - preguntó Jeong In, tomando un hotcake y saboreándolo.

Pastelito Travieso || HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora