Capítulo 7: Sol, Mar y Arena

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Hyun Jin miró a su amigo Min Ho, quien estaba sentado en su escritorio, con la mirada perdida y el rostro pálido. Se le partía el corazón al verlo así, tan solo y tan triste. Decidió que hoy era el día de sacarlo de su oficina, de su rutina, de su dolor. Le propuso que fueran a almorzar juntos, a un lugar tranquilo y acogedor, donde pudieran hablar y distraerse. Min Ho se resistió al principio, diciendo que tenía mucho trabajo que hacer, pero Hyun Jin insistió, diciéndole que se merecía un descanso, que él se encargaría de todo.

Hyun Jin salió de la oficina de Min Ho y se dirigió a la suya, donde le esperaban sus empleados y secretarias. Les dijo que no los molestaran por el resto del día, que Min Ho se tomaría un descanso y que él lo acompañaría. Les pidió que se ocuparan de los asuntos pendientes y que no dejaran entrar a nadie. Luego, volvió a la oficina de Min Ho y lo tomó del brazo, llevándolo hacia el ascensor.

Las empleadas que habían escuchado la conversación de Hyun Jin se quedaron boquiabiertas. No podían creer que el Vicedirector, el hombre más codiciado de la empresa, se fuera con Hyun Jin, su amigo y socio. Comenzaron a chismear sobre ellos, a indagar sobre la vida privada de Min Ho, a especular sobre su relación. Aseguraron que Min Ho llevaba un anillo de compromiso siempre con él, pero que nunca habían visto a su esposa, y que eso era muy extraño. Algunos dijeron también que Min Ho protegía demasiado a Hyun Jin, y que tal vez eran amantes. Siguieron repartiendo chismes por todos lados, sin importarles el sufrimiento de Min Ho, ni el cariño de Hyun Jin.

—¿Crees que deberíamos desayunar y luego almorzar? ... —dijo el de coleta mirándolo de reojo, unos pocos minutos después de haber ingresado al ascensor—

Min Ho soltó una carcajada, una amarga, sin gracia.

—¿Por qué lo dices?

—No has desayunado en días.

—Tú que sabes, no vives conmigo —su tono fue duro, pero apagado, algo triste— No te preocupes por mí, Hyun Jin, estoy bien.  —dijo, tratando de sonar tranquilo.

—¿Cómo puedes estar bien?  —dijo brusco, enfadado de repente— No puedes ocultar las ojeras, Min Ho.

— No es por tu culpa, si muero será mi decisión.

Min Ho se miró al espejo, tratando de ocultar el dolor que sentía en su pecho. Lo único que le importaba era Hyun Jin, su mejor amigo desde la infancia, que estaba detrás de él, apoyado en las puertas de metal. Min Ho podía ver su reflejo en el cristal, su rostro preocupado y sus ojos llenos de angustia. Lee sabía que por su culpa estaba así, no debería pero no lo estaba, él quería ser su héroe, su salvador, su ángel. Pero sabía que Hyun Jin no se lo permitiría, así que le gustaba bromear al respecto.

Hyun Jin se acercó a él, tomó su brazo y lo apoyó en la pared.

- ¿No sabes que me preocupo por ti? ¿No sabes que te quiero? -preguntó Hyun Jin, mirándolo a los ojos.

Min Ho sintió un nudo en la garganta. Quería decirle que sí, que lo sabía, que él también lo quería. Quería decirle que lo amaba, que lo amaba más que a nadie en el mundo. Pero se mordió la lengua y se quedó callado.  No quería volver a verlo preocupado ni angustiado por su culpa, así que solo se limitó a sonreír y a acariciar su cabello.

- Lo sé, Hyun Jin. Yo también te quiero. Eres mi mejor amigo. -dijo Min Ho, con una voz que ocultaba su verdadero sentimiento.

Ambos quedaron mirándose, estaban tan malditamente cerca que Lee quedó atrapado en la mirada tan profunda de su amigo, como un imán sus cuerpos estaban pegados, alzó su pierna y la flexionó recostando su pie en la pared.

— Min Ho... yo... —empezó a decir Hyun Jin, pero fue interrumpido por un ruido.

Las puertas de metal se abrieron de golpe, y unas figuras aparecieron en el umbral. Se trataba de los sujetos de mantenimiento, ambos no sabían qué hacían allí pero no les resultó extraño. En cambio, se sintieron realmente avergonzados, las personas que ingresaron al ascensor se sintieron tímidos y nerviosos por haber presenciado tal escena comprometedora entre ambos.

Pastelito Travieso || HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora