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—Sasha Elizabeth Waybright ¿Quieres sonreír un poco?

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—Sasha Elizabeth Waybright ¿Quieres sonreír un poco?

La fiesta de compromiso estaba a nada de empezar, los Wu habían organizado una enorme ceremonia donde periodistas, gente importante y reporteros irían.

—Engordaste.

Se encontraban en la mansión Wu, pues la mayor de la familia le había contratado un estilista para prepararla ese día. Segun sus palabras.

"Tienes que estar perfecta para mi hija".

Y ahora se encontraba ahí, escuchando las quejas de su madre al ver qué el vestido no le cerraba. No mentiría si dijera que engordo un poco a propósito, en realidad, si ella hubiera podido ese vestido color coral estaría ardiendo en llamas.

—Tienes suerte de que previera esto, jovencita.— Regaño su madre.— Todo esto tiene que salir perfecto.

Rodó los ojos, sintiendo como el horrible vestido color coral se deslizaba de su cuerpo. Su madre saco de una maleta un vestido verde, algo pegado para su gusto pero no tenía de otra que aceptar dicho vestido.

—El estilista hizo un buen trabajo con tu cabello, tendremos que cambiar el tono de tu maquillaje pero eso es lo más sencillo.— Hablo la mayor, ajustando el vestido en su hija.— El verde te queda bien.

—El verde es horrible.

—Bueno, si hubieras seguido la dieta que te di esto no estaría pasando.

Sasha bufo con molestia, todo esto era una tontería.

Tocaron la puerta y su madre se levantó rápidamente para atender a la visita mientras el estilista volví a retocar su maquillaje. Del otro lado de la puerta de encontraba aquella alfa que arruinaría su vida entera.

—Buenas noches señora waybright.— Saludo cordialmente.— Le he traído esto, además de avisarle que la fiesta está por comenzar.

La mayor tomo un ramo de flores, flores que seguramente eran de aquel hermoso jardín.

—Gracias Marcy, estaremos listas enseguida.— Sonrió la mayor, ajustando la corbata de la alfa.

Los ojos de la alfa se encontraron con los suyos y solo pudo desviar la mirada completamente.

—Las esperaré, sería descortés dejar que anden solas por está casa.— Respondió la alfa.— Las esperaré aquí afuera.

Y así, la puerta se volvió a cerrar.

—Sonrie, no pagamos un dineral en tu ortodoncia para que lo desperdicies.

El maquillaje terminó, los últimos retoques se dieron y Sasha estaba lista para presentarse en la fiesta. Su madre tomo un par de fotos pero ella no se atrevía a verse en aquel espejo.

Reprimió las ganas de llorar, y no por resguardar su maquillaje, no... Lo hacía, porque sabía lo que le esperaba si derramaba alguna sola lágrima.

Cuando salieron de aquella habitación pudo ver a la alfa recargada en la pared, manipulando lo que era una consola de videojuegos. Carraspeo su garganta y la vista de la mayor se poso en ella y su madre.

Contrato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora