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Había pasado una semana desde su pequeña cita, aquella cita que había despertado pequeños sentimientos en Sasha

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Había pasado una semana desde su pequeña cita, aquella cita que había despertado pequeños sentimientos en Sasha.

—¿Qué les parece este?

—¿Sasha?— La voz de la alfa la hizo regresar a la realidad, aquella realidad que tanto quería evitar.— ¿Te sientes bien?

—Si...— Sacudió la cabeza para volver a la realidad.— Si, lo estoy.

—¿Estás segura? Si gustas podemos tomar un descanso.

Sasha se negaría, quería acabar lo más rápido posible pero... Realmente no sabía de lo que estaban hablando. ¿Flores? ¿Pastel? ¿Escultura de hielo? Se había perdido en el "hola, buenas tardes" de la recepcionista.

—Si, necesito un respiro.

Sin dejar responder a la mayor, abandono el lugar. Su mente estaba en un lío, habían pensamientos pesados y dolorosos para ella y es que jamás pensó llegar a sentir algo por la alfa.

Se sentía emocional, sentimental, cansada y con ganas de llorar. Era como una bomba que estalló en ella.

—¿Qué estoy haciendo?...— Susurro, dejándose caer en el suelo y tapando su rostro con las palmas de sus manos.

—Hey... ¿Esta todo bien?— Negó ante la pregunta de la alfa, negándose a verla o simplemente a contestar con palabras.— Pensé que un pastel de cubierta de chocolate era buena idea, jeje...

Oh, así que escogían el pastel.

—Se que... Aún es difícil.— Murmuró, sentándose al lado de ella.— Pero... Si te hace sentir bien ¿Qué te parece si dejo que escojas el primer baile?...— Un suspiro pesado fue la única respuesta que Marcy recibió.— Me parece buena opcion, es un baile excelente.

—¿Cómo puedes estar tan tranquila?— Pregunto Sasha, levantando su vista y viendo el rostro de la alfa.

—Bueno... No lo sé.

—Marcy ¿Te das cuenta que te casarás con una completa extraña?

—No eres una extraña, eres mi prometida...

—Creo que llorare.

Marcy asintió, ofreciéndole su pañuelo para que la chica pudiera llorar en paz y sin preocupaciones. Aún cuando Sasha era una chica fuerte, dejarse llevar por sus emociones la estaba matando.

Así que empezó a llorar.

—Soy una tonta...— Murmuró entre llanto.— una tonta...

—No lo eres...— Marcy dudo si poner su mano en el hombro de la menor, no sabía cómo consolar a la menor o tan siquiera si la Omega quería ser consolada.— Sasha...

—Lo siento...— Susurró, secando sus lágrimas.— Estoy en mis días...

—No pasa nada...— Sonrió.— Si quieres podemos irnos de aquí, tampoco me siento bien con toda esta presión.

—¿Y a dónde iremos?

—Oooh, es una sorpresa.— Marcy se levantó, extendiendo su mano a la menor.

Sasha vio aquella gran sonrisa, esa sonrisa que iluminaba cada rincón de un frío corazón.

¿Pero por qué no podía iluminar su propio corazón? Aquella sonrisa solo la hacía sentir más triste de lo que podría estar. Marcy la hacía sentir tan mal, aquel optimismo, aquellas miradas, aquel amor...

La hacía sentir mal y no porque la odiara, no, la hacía sentir mal porque ella no podía lograr amarla...

No quería, odiaba aquel nuevo sentimiento.

—Vamos...— Aceptó, tomando su mano para poder  levantarse.

—Nos meteremos en problemas.— Rió Marcy, entrelazando sus manos.

—Oh, soy experta en eso...

—Oh, soy experta en eso

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