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Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

Advertencias: Omegaverse, Mpreg, lactancia masculina, yaoi, angst, Sasunaru, leve Gaanaru, menciones de guerra, dolor y sufrimiento, matrimonio sin infidelidades...

Dedicada a Norilucas, por siempre estarme oyendo parlotear sobre nuevas ideas de fics que no han visto la luz del día y por seguir animándome a escribir 😊

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Noches de lluvia, días de sol

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Poco después de que se cumpliera un año desde que Gaara se había mudado a esta pequeña ciudad, Temari fue a visitarlo por primera vez.

Llevaba prometiéndole ir desde que se había mudado, pero su hermana había respetado su espacio y entendía que necesitaba pasar un tiempo solo. Sin embargo, al parecer, ella ya había decidido que había pasado demasiado tiempo sin verlo y en su última carta le había avisado que llegaría para pasar las navidades juntos.

Gaara no se quejó, extrañaba a su hermana, aunque no lo admitiera en voz alta. Era la única familia que le quedaba y la atesoraba con todo su corazón. Por esta razón, cuando Temari apareció un día en su puerta, no pudo hacer otra cosa que abrazarla con cariño. En verdad la había echado de menos.

—Te ves mucho mejor de lo que esperaba —sonrió su hermana al deshacer el abrazo, acariciándole una mejilla con suavidad. —Al parecer, mudarte aquí te ha hecho más bien de lo que pensaba.

—Me he acostumbrado al vecindario —el pelirrojo se encogió de hombros, recogiendo su maleta del suelo para llevarla dentro de la casa.

La rubia curioseó el interior de la estancia, notando como todo parecía estar limpio y en orden. Le había preocupado que Gaara no estuviera cuidándose a pesar de asegurarle que sí lo hacía en sus cartas, pero la casa lucía bien y su hermano también, así que se permitió dejar escapar un suspiro lleno de alivio.

Gaara le mostró el cuarto de invitados, donde le aseguró que podría quedarse el tiempo que quisiera, aunque Temari ya había decidido que su visita sería de un par de semanas, solamente. Su hermano también le mostró el resto de la casa, incluido su huerto, y Temari estaba gratamente sorprendida de lo bien que parecía estar Gaara, especialmente si recordaba lo desamparado que se encontraba al regresar de la guerra.

Todavía daba gracias a Dios por que su hermanito volviera a casa sano y salvo. Luego de lo de Kankuro y de su madre, la hubiera destrozado el perder a la única familia que le quedaba. Gaara lo era todo para ella, todo lo que tenía, y daría lo que fuera por verlo feliz, incluso a pesar de la distancia.


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—¿Y? ¿Cuándo me presentarás a tu amigo el vecino? —sonrió Temari mientras cenaban. Ella misma había preparado toda la comida, de las favoritas de Gaara, y el pelirrojo no podía hacer otra cosa que estar agradecido con su hermana por darle tantas atenciones, aunque ya no fuera un niño.

La pregunta no le sorprendió. Ya le había hablado de Naruto en sus cartas, así que Temari sabía que era su vecino y además un buen amigo. Era natural que estuviera deseosa de conocerlo, sobre todo porque Gaara no era una persona que se relacionara mucho con otras personas.

Noches de lluvia, días de solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora