Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.
Resumen: Años en el campo de batalla hacen mella en la vida de cualquiera. Gaara solo quería establecerse en algún sitio tranquilo y encontrar la paz que necesitaba, pero nunca hubiera pensado que enamorarse sería parte de lo que el destino tenía deparado para él. Peor aún, enamorarse de alguien a quien nunca podría tener.
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Naruto había crecido en aquel pueblo. Ese lugar guardaba todos sus recuerdos, desde la infancia, la adolescencia, su presente y esperaba que su futuro. Ahí conoció a Sasuke, su esposo, y ahí deseaba tener la familia que formarían juntos. Oh, pero el destino era cruel e injusto, y pronto Sasuke le fue arrebatado de sus brazos, dejándolo solo y con el fruto del amor que se profesaban.
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Advertencias: Omegaverse, Mpreg, yaoi, angst, Sasunaru, leve Gaanaru, menciones de guerra, dolor y sufrimiento, matrimonio sin infidelidades...
Notas: Esta historia es la que le dio vida a "Letras en la oscuridad", one-shot que publiqué la semana pasada. Además, también tiene un pequeño adelanto en la colección de drabbles del SNStober 2022, con el prompt del día 7. Los invito a pasarse por esos dos vistazos a esta historia y espero que les guste.
Los capítulos serán cortos y estarán tanto desde la perspectiva de Gaara como de la de Naruto. Incluso puede que la de Sasuke aparezca en algún momento.
Esta historia hace leves referencias a la Primera y Segunda Guerra Mundial, pero no se ubica en ningún momento histórico real.
Dedicada a Norilucas, por siempre estarme oyendo parlotear sobre nuevas ideas de fics que no han visto la luz del día y por seguir animándome a escribir 😊
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Noches de lluvia, días de sol
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A veces cerraba los ojos y deseaba que el tal Sasuke no regresara. Aunque, inmediatamente después, la culpa lo carcomía. Siempre existía la posibilidad, por supuesto, y era una posibilidad muy alta, pero... ¿qué clase de persona desea el mal a otra solo porque le conviene?
Gaara no era mala persona, simplemente había experimentado demasiadas cosas en su vida y, ahora que un rayo de luz al fin lo alcanzaba, ese rayo no era suyo.
Oh, pero cómo deseaba que lo fuera.
Se sentía como una persona cruel, apática. El que Sasuke Uchiha desapareciera le causaría un profundo sufrimiento al hombre que amaba, y a pesar de eso se encontraba deseándolo con fervor, y despreciándose por ello.
Si el esposo de Naruto no volviera a casa nunca, ¿le daría el omega alguna oportunidad? ¿O solo estaba engañándose a sí mismo?
Si hubiera conocido a Naruto hace años, ¿habría hecho alguna diferencia? Si hubiera llegado a su vida antes, tal vez podría haberlo enamorado. Si tan solo se hubieran encontrado antes, mucho antes, tal vez habría tenido una oportunidad, tal vez Naruto fuera ahora suyo, tal vez ese bebé fuera su sangre y no de otro.
Tal vez...
Ah, tantas posibilidades y todas sin sentido. El pasado era imposible de cambiar y, aunque el futuro no estaba escrito, era demasiado impredecible.
Demasiado.
Pero, sin importar el desenlace de esta historia, solo podía sentirse agradecido por haber conocido esos ojos azules que le habían enseñado lo que era el amor. Siempre tan radiantes, tan sinceros, igual que el día en que lo conoció.
Eran unos ojos que profesaban miles de emociones y sentimientos, como si su propia alma se reflejara en ellos. Si tan solo esos sentimientos fueran para él...
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Algún tiempo atrás
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Con un suspiro frustrado, caminó a pasos reacios hasta la puerta de la casa vecina. No tenía muchas ganas de estar conociendo gente nueva tan pronto, si era honesto, pero su hermana le había dicho que sería buena idea presentarse a la gente del vecindario, o al menos a las casas que quedaban más cerca de la suya.
Entonces, la promesa que le había hecho a Temari lo hizo encontrarse frente a la puerta de una casa ajena durante una mañana soleada, preguntándose a sí mismo si esto era de verdad una buena idea o si sería mejor darse la vuelta y hacer de cuenta que nunca estuvo ahí en primer lugar. Al final, se resignó y, con un suspiro, alzó el puño para dar un par de suaves toques sobre la madera. Tal vez tuviera suerte y nadie lo habría escuchado. O, mejor aún, no había nadie en casa, así podría ahorrarse la molestia y la...
La puerta se abrió entonces y un par de brillantes ojos, más azules que el cielo de esa misma mañana, lo saludaron. El dueño de esos ojos, un hombre rubio de piel ligeramente tostada, le ofreció una sonrisa cortés, y Gaara no pudo evitar notar las marcadas ojeras que amenazaban con opacar esa refulgente mirada.
—Hey, tú debes ser el nuevo vecino, ¿no es así? —fue lo primero que le dijo.
Gaara abrió la boca para responder y luego la cerró, optando por solo asentir con la cabeza. El hombre, claramente un omega, y no porque luciera delicado o femenino como solían señalar los estereotipos, sino por el evidente abultamiento que tenía en la zona del abdomen. Era bastante obvio que estaba en cinta, aunque, de cuántos meses, Gaara no podría decir.
— ¡Bienvenido al vecindario! —el rubio le sonrió ahora con más ganas, ofreciéndole una mano para que la estrechara. Sintiéndose algo confundido y fuera de lugar, el pelirrojo extendió la mano para darle un suave apretón, pero esta fue apresada con firmeza y sacudida bruscamente de arriba abajo como saludo. —Noté que la casa de al lado ya no luce tan deshabitada como de costumbre, así que asumí que alguien debía de vivir ahí. Pensé en ir a presentarme yo mismo para darte la bienvenida, pero creo que te me adelantaste, ¿eh? Te acabas de mudar, ¿no es así? Es curioso, no mucha gente busca mudarse a pueblos pequeños como este. Bueno, no es que estemos en un campo ni nada por el estilo, pero la mayoría de las personas buscan irse a las grandes ciudades, ¿me entiendes? Aunque, bueno, en tiempos como estos supongo que muchos buscan un sitio más tranquilo donde asentarse. No es que yo sepa mucho tampoco, la idea de cambiar de pueblo nunca se me pasó realmente por la cabeza, ¿sabes? —acarició su abultado vientre con un gesto pensativo y, luego, al volver a centrarse en el rostro impasible de Gaara, parpadeó y se rascó la nuca, avergonzado. — ¡Ah, perdón! A veces hablo un poquito demasiado, ¿no? No quiero parecer grosero, lo siento. Como sea, ¿cómo te llamas?
El pelirrojo solo lo miró, todavía algo aturdido luego de tanta palabrería. Era como si los pulmones de ese hombre nunca se quedaran sin aire, no creía haberlo visto hacer una pausa ni para respirar. Y, ahora que al fin habría dicho algo que podía responder, se sintió como un tonto. Sin embargo, el ojiazul seguía sonriendo sin ninguna incomodidad.
—Gaara. —contestó finalmente. Ni siquiera pensó en el hecho de que había omitido su apellido sin querer. Pero, queriendo corregirlo, repitió: —Gaara Sabaku.
La sonrisa del rubio se amplió.
Era un tipo extraño, concluyó el pelirrojo. Demasiado animado, demasiado energético. Al menos para su gusto, era así. Pero, al mismo tiempo, se notaba que era una buena persona, vibrante y genuina.
—Bueno, Gaara, es un placer conocerte. Yo soy Naruto Uchiha.
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Noches de lluvia, días de sol
FanfictionAños en el campo de batalla hacen mella en la vida de cualquiera. Gaara solo quería establecerse en algún sitio tranquilo y encontrar la paz que necesitaba, pero nunca hubiera pensado que enamorarse sería parte de lo que el destino tenía deparado pa...